A tan pocos días de la cita nacional con las urnas (exactamente el próximo domingo) los partidos políticos y demás entidades vinculadas al proceso deben emplear el tramo final de la campaña en la preservación de un clima de confianza en el proceso y en quienes lo rigen, confiabilidad ya expresada por medio de una encuesta Gallup-Hoy recientemente. Un respaldo a las autoridades comiciales y al sistema que debería permanecer a despecho de los perfiles que en ocasiones ha mostrado el debate proselitista al incluir expresiones de sospechas sobre alegadas intenciones de tratar de manipular el proceso, desde dentro, o con acciones, desde fuera.
Contra las dudas – que en mayor o menor grado se manifestaron en anteriores episodios electorales – están las comprobaciones ante el país de que el registro de votantes es seguro y de que los mecanismos de conteo y transmisión de resultados estarán técnicamente protegidos, bien manejados y abiertos a la atención de los propios contendientes, de idóneos observadores y de medios de comunicación. No hay a la vista situaciones que puedan dar pie a temores exagerados a una desnaturalización de la consulta aun cuando es legítimo el interés de exigir la máxima transparencia hasta el último momento. El tremendismo descalificador de unos contra otros debe dar paso a mensajes conciliadores y de respeto, inspiradores de confianza en el futuro de la nación.
Al rescate de un patrimonio
San Pedro de Macorís posee una riqueza arquitectónica que testimonia su origen y desarrollo como asentamiento humano. Pero ese patrimonio podría perderse por la falta de conciencia o de recursos para preservarlo. Está en marcha un esfuerzo por revertir el proceso que amenaza la señorial belleza de edificios de carácter público o privado. El rescate ha sido emprendido por munícipes sensibilizados con la causa, encabezados por el arquitecto Jesús Musa. Dos casas emblemáticas en peligro de desaparecer ya están restauradas.
Falta mucho por hacer, y reconstruir edificios antiguos cuesta caro. La puesta en valor de San Pedro necesita mayor respaldo de sus propios habitantes que el logrado hasta ahora. El rescate se emprendió contando con la propia comunidad; por orgullo y porque es precisamente a los herederos del notable pasado de la Serie 23 a quienes más debe interesarles la preservación.