En el umbral de un cambio epocal

En el umbral de un cambio epocal

Si los americanos escogen hoy a Barack Hussein Obama como su primer presidente negro, el significado de esa elección será mucho mayor que la raza del senador por Illinois. De todas las características de este joven y carismático político, el que sea hijo natural de un hombre de Kenya al que apenas vio un par de veces y una “hippie” blanca que dio a su hijo a la abuela para que lo criara, lo más importante, a mi juicio, es la paradoja de que su meteórico ascenso al poder ha estado basado en decir que rechaza las maneras tradicionales de hacer política, cuando él mismo es el más acabado producto de la poderosa maquinaria partidarista demócrata.

Obama se hizo político contemporizando con todas las peores tradiciones de la nomenclatura demócrata de Chicago, una de las más notoriamente corruptas de los Estados Unidos. Estuvo asociado a pastores radicales cuyas prédicas incluían maldecir a los propios Estados Unidos. Fue apoyado por terroristas nativos convictos en sus tribunales y ahora dizque regenerados pese a que nunca manifestaron arrepentimiento por poner bombas y matar policías. Recibió (y debió devolver) donaciones de mafiosos y gente con la que uno no quisiera sentarse a comer en una misma mesa.

Como senador de Illinois, Obama no ha desafiado las líneas partidistas ni una sola vez. Todas las veces que ha votado acerca de asuntos fiscales ha apoyado subir los impuestos. Sin embargo su campaña se basa en prometer un rompimiento con las “líneas partidistas” y rebajar los impuestos a la mayoría de los americanos, excepto aquellos cuyos ingresos sean mayores de US$120,000 al año.

La República Dominicana seguramente no ha ocupado ni un segundo en la cabeza de Obama, pero varios de sus asesores, comprometidos con grupos que defienden el interés de haitianos organizados en Estados Unidos, podrían ser arrastrados a comprometerse con quienes abogan por sanciones para República Dominicana por alegados maltratos a los inmigrantes haitianos que vienen aquí.

Si gana Barack Obama, quizás el mundo tendrá un respiro de la terquedad de Bush, quien ha ejercido una de las más desafortunadas presidencias de su país. Pero la verdad es que el puesto político más importante del mundo, al que los propios gringos llaman “líder del mundo libre”, estará en manos de alguien que quizás no tenga idea de qué hacer. Habrá que ver…

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