En el umbral del dominio haitiano de la isla

En el umbral del dominio haitiano de la isla

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Mientras los principales candidatos presidenciales se entretenían en sus actos de demagogia proselitista, de cenar con familias pobres el día de Nochebuena, el país fue estremecido posteriormente por una noticia que aparentemente no le merece la atención a la mayoría, pero que encierra el germen de lo que en pocos años podría convertirse en el problema de mayor envergadura para la integridad y seguridad de la nacionalidad, y el futuro del país como todavía lo conocemos.

Desde hace algunos años, los intentos de los descendientes de haitianos para sacar a relucir sus ancestros, y pretender encauzar sus aspiraciones por encima de la dominicanidad, se han venido manifestando en los más variados escenarios nacionales e internacionales, en donde los dominicanos somos los racistas, empeñados en sojuzgar al pueblo vecino del occidente de la isla.

No hay dudas de que el gobierno norteamericano, y los amigos de Haití, llevan la voz cantante para enviar señales claras de cuáles son sus propósitos en cuanto al destino dominicano sometido al futuro haitiano. Recuérdese los intentos norteamericanos, en la década del 90 del siglo pasado, de establecer en el país campamentos de refugiados haitianos como si el país fuera el Líbano, a cambio de una generosa ayuda económica, lo cual fue rechazado gallardamente por la diplomacia dominicana y por el entonces presidente Balaguer.

Entonces, el que ahora broten los intentos de los haitianos-dominicanos de comenzar a reclamar sus derechos, que supuestamente se les han denegado por décadas, es una clara señal de un ensayo de los amigos de Haití para intimidarnos, y en connivencia con sectores locales establecer las bases del embrión de un monstruo aniquilador de la nacionalidad, mediante el nacimiento de un grupo supranacional que exigiría sus derechos y espacios para eventualmente gravitar en el proceso democrático local, y en un futuro no muy lejano y si todavía existe Dominicana como tal, colocar en el Palacio Nacional un descendiente de haitianos. Y eso si todavía existe la frontera, ya que la fortaleza del sentimiento de raza de los haitianos se impondrá sobre una raza que se ha vuelto blandengue, corrupta y soñando sus políticos con el poder para dilapidar sus recursos.

Ya los peligros para el destino de la Patria, que se forjó al influjo de las ideas de Juan Pablo Duarte, son reales y están en el umbral de su materialización, que pasarían inadvertidos para muchos sumergidos en sus pasiones y juegos políticos, con la ventajas y enriquecimiento que se derivan del disfrute del poder en el ejercicio de una política corrupta, sin tener más visión de tales objetivos ni reflexionar de los peligros que amenazan a la nacionalidad.

Las fuerzas haitiano-dominicanas han comenzado a enseñar sus uñas. Quizás este intento, como balón de ensayo, no pase de ahí; tan solo para ver las reacciones que tal anuncio provocó. Ya han surgido reacciones de muchos sectores locales, con excepción de las voces responsables en los sectores allegados a los principales candidatos presidenciales.

Todavía se observa que hay vestigios de un fuerte nacionalismo dominicano, y en contraposición a la tímida posición de los dirigentes y líderes de los partidos mayoritarios, que se sabe nutren sus listados con la masa de haitianos, a los cuales se le proporcionan cédulas para que puedan votar en las elecciones criollas, los cuales no han reaccionado con valentía y responsabilidad a la pretensión haitiana de gravitar en el futuro democrático del país.

El balón de ensayo disparado en la Nochebuena, para reclamar un espacio a las fuerzas haitianas dominicanas, podría considerarse como un elemento de distracción por parte del Gobierno, agobiado por tantas metidas de pata, que necesita de un factor de distracción para que olviden desde el oscuro negocio con la Sun Land hasta el increíble y precipitado desagüe de la presa de Tavera, donde el pánico dominó a los responsables, que previamente estuvieron soñando con el bono que recibirían por tanta energía producida con el embalse lleno, sin saber lo que su avaricia iba a provocar minutos después de la medianoche del 12 de diciembre.

Además, el origen y dependencia de los dirigentes del movimiento haitiano-dominicano, es de una fuerte dependencia del partido de gobierno donde ocupan diversos cargos. Por lo cual podrían formar parte de una importante quinta columna de distracción para que se olviden los frecuentes errores que cometen los funcionarios del gobierno, como si ya no existiera una cabeza pensante y racional que oriente los pasos a tomar, evitando tantos errores, que ahora se quieren obviar lanzando un movimiento haitiano-dominicano para gravitar en el futuro nacional.

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