En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
Los invitados comenzaron a llegar desde antes de las 10:00 de la mañana e iban instalándose debajo de las carpas improvisadas en un área de parqueo, frente a la remodelada y ampliada sala de emergencia del hospital Luis Eduardo Aybar (Morgan) en la zona norte de Santo Domingo.

El calor sofocaba y desesperaba a todos, pero aún así los funcionarios, personal médico, periodistas y otros invitados especiales, trataban de hacer menos tedioso el momento departiendo sobre diversos temas. Los que fueron de saco y corbata se lamentaban de haber escogido aquella vestimenta, pues ciertamente el sudor corría por todo su cuerpo. Una original reportera de televisión llamó la atención al comentar que le bajaba una gotita de sudor igualito a lo que se ve en el comercial de televisión de la nueva cerveza. No hay que dudar que a muchos se les despertó el morbo. El acto inaugural de las nuevas instalaciones se inició con hora y media de retraso, es decir, a partir de la llegada del presidente Leonel Fernández, a las 11:30 de la mañana. La ceremonia fue rápida, una bendición a cargo de un sacerdote católico, el discurso del secretario de Salud, Bautista Rojas Gómez y finalmente el corte de la cinta.  Pero en la acera frente al hospital, cruzando la calle Federico Velásquez, se instaló un grupo de voceadores, algunos de ellos con amplia experiencia en esas lides, pues llevan ya varios gobiernos en este oficio y hay quienes reconocen que les ha ido bien. En la pasada administración integraron parte de lo que popularmente se conocía como “Los Pica Pica”, un original grupo que aparecía en cada acto público encabezado por el entonces presidente Hipólito Mejía y que por una u otra razón comenzó a agitar a favor de la reelección mucho antes de que aquel gobernante lo decidiera. Es mas, recuerdo cómo en mas de una ocasión el propio presidente Mejía ordenaba parar las consignas reeleccionistas a su favor. Eran los tiempos en los que juraba que jamás buscaría repostularse en el cargo. Pues bien, algunos de esos personajes integraban el reducido grupo que se congregó el jueves frente al Morgan y que para sorpresa, ya comienza a lanzar consignas a favor de la reelección del presidente Fernández. ¡Reelección! ¡Reelección! ¡Reelección! Se le escucho gritar, llamando la atención de algunos medios, especialmente de fotógrafos y camarógrafos. Con eso, ya les basta.

************

Dudo que alguien los esté coordinando, más bien son profesionales en ese oficio que buscan aprovecharse de coyunturas específicas y apuestan a la suerte. Mientras afuera ese grupo se agitaba y desafiaba el candente sol, con esas elevadas temperaturas, adentro la seguridad tenía que lidiar con José Salvador Méndez, que se autoproclamó “periodista graduado” y que trataba de abrirse campo a como sea para llamar la atención del presidente Fernández. “Ustedes tienen que tener sentido del equilibrio”, le gritaba a los oficiales de la escolta que lo flanqueaban. “El Presidente es un hombre decente, amable y receptivo, pero ustedes no pueden retorcerme el brazo. Leonel me conoce, no por ser periodista, me conoce desde hace mucho tiempo”, seguía voceando sin que los oficiales le dieran tregua. Otro personaje, un poco más pintoresco, se instaló a pocos pasos del Presidente para recordarle, voz en cuello, que ¡Aquí estamos los hombres de Caamaño que luchamos a favor del profesor Juan Bosch!. ¡Aquí estamos los hombres de los hierros, señor Presidente! Gritaba sin cesar, para más luego pedir que se le pague un sueldo por su condición de “ex combatientes constitucionalistas”. Una señora, un tanto entrada en edad, pero de aspecto que sabe en las aguas que se mueve, hacía otro tanto con su chillona voz y decía: ¡Señor Presidente, aquí están sus mujeres que lo apoyaron. No tenemos para comprar los útiles escolares! ¡Cuatro años más!. Aquel ambiente, en realidad, era para estallar en carcajadas. Finalmente, el presidente Fernández se despidió y pareció despreocupado y ajeno a todo aquel espectáculo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas