Casi 800 estudiantes del nivel básico reciben docencia como sardinas en latas, apretujados, con muy escasa ventilación y pobrísima iluminación en tres ranchos de madera con parches de hojalata y cobijadas de zinc, en la comunidad Villa Linda III, detrás de Ciudad Satélite, en el kilómetro 23 de la autopista Duarte.
El plantel modelo de ellos es donde funciona la dirección de la escuela Francisco Alberto Caamaño, con base de concreto, que le prestó un regidor de la zona, informó Danilo Jiménez, presidente de la junta de vecinos del lugar.
Las casuchas no son aptas siquiera para chiqueros, pues los niños están tan cerca los unos de otros, que es una odisea el intentar salir. Por ello, si el que se sienta de último tiene que pasar a la pizarra todos deberán pararse para dejarle e1 espacio suficiente para poder salir.
La estrechez es de tanta magnitud que los profesores casi no pueden compartir el espacio, por lo que en la mayoría de los casos deben dar las clases de pies, tuche, sin rejuegos.
Los baños son un eufemismo de letrinas cuyos inodoros son huacales plásticos de cervezas, en los que deben sentarse los niños para hacer sus necesidades fisiológicas. El Ayuntamiento del municipio de Los Alcarrizos es el que paga los tres mil pesos mensuales que cobran por el alquiler de las casuchas.
Los estudiantes llevan tres años en las condiciones expuestas, aunque la directora Milagros Angomás confía en que, por estar listo el diseño de una escuela de 24 aulas, ésta será levantada en unos terrenos que fueron identificados en la zona.
La junta de vecinos echa en cara al secretario de Educación, Melanio Paredes, el considerar que, no obstante esta situación, es innecesario destinar el 4% del Producto Interno Bruto a ese sector, tal como manda Ley, porque no encontraría en qué invertirlo.
Pero la odisea de los estudiantes del Francis Caamaño no termina en las casuchas, pues cuando logran aprobar el octavo grado, no cuentan con un liceo disponible. Mucho menos pueden aspirar a un politécnico en el que continuar sus estudios y hacer alguna carrera corta que luego les permita trabajar y ganar el sustento propio.
La deserción escolar es muy alta, revela Angomás, la directora del plantel, ya que los centros secundarios están muy distantes y casi nunca tienen cupos disponibles para los muchachos de Villa Linda.
Los liceos más cercanos a la comunidad están en Los Alcarrizos, donde está La Unión; Las Guáyigas, y el Gregorio Luperón, en Pedro Brand. Pero para llegar a esos planteles, los estudiantes deben pagar motoconcho, presupuesto casi imposible para las familias pobres, que son la mayoría en el lugar. La mayoría de los estudiantes se quedan en sus hogares aumentando la pobreza.
Las claves
1. Sin espacio
Cerca de 800 estudiantes del sector Villa Linda, provincia Santo Domingo, reciben clases en tres ranchos. Por dos de ellos el Ayuntamiento de Los Alcarrizos paga tres mil pesos mensuales.
2. Un proyecto
Desde hace tres años la comunidad ubicó los terrenos para la construcción de una escuela de 24 aulas, pero sólo existe el diseño.