VIRGILIO ÁLVAREZ BONILLA
En su mismo taller de juguetes, los tres enanitos continuarán su labor construyendo juguetes y golosinas para que Santa Claus pueda satisfacer los deseos de todos los niños dominicanos y del mundo. Su rítmica música al compás de coros infantiles volverá a llenar de alegría a los hogares de nuestro país donde la fantasía infantil todavía pueda ser una realidad, como lo fue la creación de su autor Pedro Pablo. Él no estará presente físicamente en estas navidades, los niños no podrán rodearle corando su canción como otras veces. Pero su presencia se sentirá como siempre, porque lo sublime es eterno, se queda para la posteridad, se arraiga en el sentimiento y perdura.

Navidad es ocasión de reflexión, tiempo de paz de alegría y concordia, esta época preferida por Pedro Pablo no será igual sin él, su imaginación tendrá lugar a recuerdos como lo será para siempre, pero su ausencia producirá un vacío imposible de llenar. Sacaremos fuerzas de lo imposible, para complacer sus deseos de que la tristeza se convierta en alegría, la alegría de saber que su destino final es la compañía eterna de Dios. Se volverán a entonar los mismos villancicos que él con su sonrisa franca coreaba en compañía de sobrinos y nietos, para hacer de aquel momento del nacimiento del niño Dios una ocasión inolvidable, y con ellos reviviremos su imaginación y penetraremos juntos en la maravillosa fantasía navideña.

Allá en el Polo Norte, Chin Chin, Chon, Chon, y Chun Chun, continuarán su ardua labor construyendo los juguetes y almacenando las golosinas para que Santa Claus venga el día de Navidad a visitar muchos hogares donde sin pretenderlo, Pedro Pablo estará presente a través de su creación y disfrutará nueva vez de la felicidad de los niños que junto a él volverán a cantar villancicos y vivirá de nuevo para trasmitir su deseo de que en todos los hogares dominicanos perdure la paz y la felicidad. Los que siempre le amaremos continuaremos nuestro paso temporal, con su recuerdo vivo, y si acaso asoma alguna lágrima por su ausencia terrenal no será de tristeza sino alegría por el convencimiento de saber que su presencia se sentirá como siempre, y que su fantasía navideña volverá, y se traspasará por generaciones y con ella, seguiremos teniendo a Chin Chin a Chon Chon y a Chun Chun, trasmitiendo la felicidad de Pedro Pablo.