En esta Semana Santa actuemos con prudencia

En esta Semana Santa actuemos con prudencia

MARIEN ARISTY CAPITÁN

En estos días cuesta creer. Es difícil tener fe cuando vemos cómo casi todo lo que dábamos por hecho se desvanece, poco a poco, frente a nuestros ojos. ¡Prácticamente cada día somos testigos de una nueva barbaridad, de un acto que lacera nuestra dignidad, de una de las tantas miserias que, tristemente, tenemos que contar!
República Dominicana se aleja todo el tiempo de lo que debe ser un país: las leyes están de lujo y los derechos quedan en enunciados porque al final el descaro llegó para quedarse hace rato. La falta de consecuencias, además, hace que todo vaya empeorando con el tiempo.
¡Qué duro resulta sentarse a pensar -o reflexionar, que se oye más lindo-! ¿Cómo encontrar paz interior cuando se vive con indignación y temor? ¿Estaremos a salvo durante la Semana Santa si decidimos marcharnos? ¿Qué pasará con nuestras propiedades si no estamos en casa? Irse o quedarse es jugar una ruleta a partes iguales: no se sabe qué puede resultar mejor… o peor.
¡Ay, qué duro resulta vivir aquí! Sin embargo, es nuestra apuesta. Por ello, en un afán de no amargarnos durante el asueto, pensemos que todo estará bien y que el despliegue de las autoridades dará buenos resultados; confiemos en que solo dependerá de nosotros que estemos bien y que regresemos a salvo.
Estos días seamos prudentes. Olvidemos el calvario que vivimos pero, al hacerlo, recordemos actuar con responsabilidad: ¡que el desahogo no acabe con nosotros! No olvidemos encomendarnos al Señor, porque por más que creamos, no nos traerá a casa si hacemos disparates. No seamos parte de las estadísticas nefastas. ¡Regresemos bien!

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