En este nuevo año que comienza

En este nuevo año que comienza

Estoy suponiendo. Sí, dando por cierto que muchos hemos hecho promesas de cambio a ser cumplidas en este nuevo año. Y pienso que la más frecuente de esas promesas se refiere a dejar un mal hábito. Un mal hábito es también un vicio. Y los vicios son difíciles de dejar, pero pueden dejarse.
Hoy se tienen muchos recursos disponibles para uno dejar un mal hábito. Menciono consejeros voluntarios en varias Iglesias; grupos de apoyo de diversas orientaciones; profesionales de la salud del cuerpo y de la mente. Y un repertorio de nuevas medicinas. Hasta parches ahora se conocen que ayudan a dejar un vicio. No te lo aseguro, porque yo no los he usado. Pero me parece que sí, funcionan.
Además de todo lo anterior yo sugiero una práctica sencilla y muy vieja. En ese momento; en esa hora del día en que esa vieja costumbre aparecía y se adueñaba de ti, siembra tú ahora un mejor hábito. Ese hábito repetido desplaza a esa vieja costumbre que te poseía. Los hábitos igual que las virtudes nos poseen.
Generalmente se dice lo contrario. Fulano tiene tal vicio. Sutano tiene la virtud de ser sincero.
Bueno, los comienzos siempre son difíciles y a veces muy duros. Si te parece, pregúntale a alguno de esos hoy virtuosos, bien sea del violín o de la carrera de 100 metros con obstáculos. Te dirán que es duro y a veces tedioso el empezar, pero que se puede, siempre que se quiera.
Aparte de lo anterior. Mejor dicho, sumado a lo anterior, te digo también algo sobre el coraje que necesitarás tener para dejar un vicio. Como creados por Dios «a su imagen y semejanza» todos los hombres tenemos dentro de nuestro ser, a veces muy dormido, ese coraje necesario para empezar de nuevo.

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