La última encuesta Gallup/Hoy arroja el dato de que el 66% de la población dominicana piensa que ahora hay más corrupción, algo que podría relacionarse con la percepción del 84% de los entrevistados que entiende que la impunidad se ha incrementado. Sin embargo, el Presidente Fernández y sus principales funcionarios persisten en decir que la corrupción denunciada, más que real, es fruto de una campaña mediática.

Como otra de las tantas ironías de la Historia, una de las justificaciones del actual partido de gobierno, como de muchos de quienes por momentos han sido parte de su cuerpo electoral, era que todos los gobiernos del PRD eran corruptos y que por lo tanto era necesario llevar al PLD al poder para terminar con esa práctica, pero los de este último han sido los gobiernos más corruptos en la historia política de este país.

Los escándalos y corrupción en la presente y pasadas gestiones de ese partido han sido demostradas a través de documentos escritos, fílmicos, fotográficos y entrevistas a los sindicados como corruptos, admitidas con declaraciones y denuncias públicas de algunos altos dirigentes peledeístas, además por algunos jueces de la Suprema Corte y de la Junta Central Electoral.

También, en mediciones hechas por organismos internacionales sobre la transparencia en la gestión y manejo de la información en las instituciones públicas, nuestro país ocupa el penúltimo lugar en  todo el mundo. Sin embargo, el Presidente Fernández insiste en minimizar las denuncias de la corrupción en su gobierno, atribuyéndoselas principalmente a un PRD entretenido en sus guerritas internas y ahora más que nunca alejado del país real.

En tal sentido, si ante el hecho de que casi dos tercios de la población dice que ahora hay más corrupción que antes y un 84% piense que hay más impunidad, el Presidente dice que la denunciada y documentada corrupción es más percepción que realidad, es consistente la encuesta cuando arroja el dato de que un 82% exprese que la economía local está mal y que un 76% vea de manera pesimista el futuro del país, que en definitiva es el futuro de su existencia.

Es realidad y no percepción, el dinero que Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas regala a familiares de su director, a dirigentes peledístas, a periodistas, a sectores de la iglesia católica. Por eso no es casual que en la encuesta, la CDEE sea la sindicada como la institución más corrupta, un 23% y que sean la Policía y las Fuerzas Armadas, 13%, las que les siguen, las cuales en anteriores encuestas eran vistas con mayores niveles de legitimidad, pero que últimamente no pocos de sus efectivos han sido vinculados a actos criminales.

En definitiva, el país vive una calamitosa situación económica, una administración pública que no ofrece los servicios demandados por la población, con inseguridades de todo tipo, institucionalizándose la corrupción y la impunidad, pero el Presidente no se inmuta. Para él, como en el cuento de García Márquez, en este pueblo no hay ladrones.