En estos días, a cuidarse y ser prudentes

En estos días, a cuidarse y ser prudentes

Jesús hace tiempo que murió. Pero no sólo lo hizo en lo  alto de la cruz, sino también en lo bajo de nuestras pasiones. Cuántos habremos de olvidarle en estos días y, en lugar de pensar en las traiciones y miserias que debemos desterrar, nos dedicaremos al despilfarro, el deleite y la vanidad.

Cada cual elegirá el plan que mejor le parezca. Es un derecho personal e incuestionable si, al final del camino, no se le hace daño a los demás.  El problema estos días, sin embargo, es que se apela al libre albedrío para remojar el alma en alcohol y se deja a un lado todo ápice de prudencia. Es entonces cuando los días dejan de ser santos y se convierten en tragedia.

Hoy, cuando aún la mayoría no se ha ido, es oportuno hacer un llamado a la conciencia. Tomemos las cosas con calma, recordando que tras el domingo debe seguir habiendo vida, y evitemos llenar de luto y dolor nuestras familias.

Pensemos en cada una de esas personas que ha fallecido en asuetos anteriores. Muchos murieron por su culpa pero otros por la irracionalidad de alguien más. No seamos nosotros los causantes de los accidentes. Si bebes, como dice el sabio cliché, no manejes.

Pero también es de rigor que evitemos las distracciones que, vestidas de mensajes o llamadas telefónicas, pueden ser tan mortales como el alcohol. Seamos cuidadosos, dejemos el teléfono a un lado y evitemos males posteriores. En carretera un segundo puede ser la diferencia. Este es el momento de apelar a lo que  dice el COE: evitemos  ser parte de las estadísticas del próximo lunes: que la muerte no te alcance.

Publicaciones Relacionadas