En Francia, escándalo sanitario por medicamento sacude a clase política

En Francia, escándalo sanitario por medicamento sacude a clase política

PARÍS, (AFP) – El escándalo sanitario provocado en Francia por el Mediator, un medicamento para diabéticos con sobrepeso que habría causado unos 2.000 muertos agita a la esfera política que tardó 11 años en retirarlo del mercado después de las primeras alertas sobre su peligrosidad.  

«Nos parece útil alertar a la Agencia (Francesa de Seguridad Sanitaria y Productos de Salud, AFSSAPS) sobre el uso no controlado de un producto de estructura anfetamínica con un objetivo anorexígeno», es decir el frenar el apetito, advertían en 1998 tres profesores de medicina.  

Sin embargo, el Mediator, que se vendía en Francia desde 1976, siguió en el mercado hasta 2009, después de que una neumonóloga francesa, Irene Frachon, alertara sobre los riesgos cardíacos vinculados a ese medicamento prescrito a cinco millones de personas, el 70% de las cuales no era diabética.  

A mediados de noviembre la AFSSAPS indicó que el Mediator podría ser responsable de 500 muertes, pero días atrás, un estudio revelado por el diario francés Le Figaro (derecha) elevó esa cifra a unas 2.000.  

«Ignorar, para un político, es una falta. Un ministro debe ser responsable de su administración (…) Debe estar al corriente. Y si no lo está, quiere decir que hay un fallo en la transmisión» de información, sostuvo días atrás el reconocido profesor francés Bernard Debré en alusión a los políticos que estuvieron al frente del ministerio y de la secretaria de Estado de Salud.  

 Bernard Kouchner, Dominique Gillot, Jean Francois Mattei, Philippe Douste Blazy, Xavier Bertrand -de nuevo en el cargo desde noviembre pasado-, Roselyne Bachelot y Nora Berra, fueron los máximos responsables sanitarios en Francia desde 1998, de izquierda y derecha, mientras el Mediator seguía siendo prescrito, aún después de conocerse un segundo informe negativo.  

 «Martine Aubry (ndlr: entonces ministra de Empleo pero actual número uno del Partido Socialista), Bernard Kouchner y sus gabinetes, no recibieron informaciones sobre la peligrosidad de ese medicamento», afirmó el lunes David Assouline, responsable de comunicación del Partido Socialista. 

  Expertos italianos, en cuyo país también se vendía este medicamento igual que en España, alertaban en 1999 sobre el «nivel de exposición potencialmente tóxico de la norfenfluramina» a la que están sometidos los pacientes tratados con Mediator y advertían que el mismo nivel de «toxicidad» presentaba el Isomeride, retirado del mercado en 1997.  

Ambos medicamentos eran fabricados por Servier, segundo laboratorio francés presente en 140 países.  

Xavier Bertrand admitió «fallos graves en el funcionamiento del sistema de medicamentos». Ministro de Salud entre 2005 y 2008 dijo que le gustaría saber por qué el Mediator se vendió en Francia durante 33 años.   El caso del Mediator llegó hasta la más alta esfera del Estado.  

 El presidente conservador francés Nicolas Sarkozy reclamó la «mayor transparencia» para determinar responsabilidades en un escándalo que muchos comparan con el la sangre contaminada con el virus del Sida que en los años 80 contaminó a cientos de personas que recibieron transfusiones.  

 Ex responsable del sistema hospitalario de París, el diputado socialista Gerard Bapt consideró que la transparencia reclamada por el Estado «tiene que ir hasta el final del desastre sanitario» y frenar la «influencia» de los laboratorios.   Abogado del diablo, Marine Le Pen, voz cantante del Frente Nacional (FN, ultraderecha) se preguntó sobre la «extraña» coincidencia de que ministros socialistas y de derecha digan que no fueron alertados sobre el peligro de Mediator.  

 «Camino cinco minutos y me ahogo», explicaba días atrás Michele Druguet, de 50 años, que tomó Mediator durante varios años y que está dispuesta a dar batalla ante la justicia contra los responsables porque «sabían y no hicieron nada».  

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