Durante mi obsesivo y “amable” diálogo con artistas caribeños y latinoamericanos de las últimas cuatro décadas, he tenido la dicha de estrechar amistad con algunos creadores polifacéticos, polémicos y excepcionales.

En Santo Domingo, Lima, San Juan, Puerto Príncipe, La Habana, Panamá y Willemstad, he fraternizado “amablemente” incluso con artistas, críticos, curadores e intelectuales de espíritu dialéctico cuyo respeto agradecido desde el ético silencio se sostiene únicamente en mi radical hostilidad hacia el desatino, la coba y el alarde.

En materia crítica, antes que el aspaviento o la chingada, prefiero la abstinencia. Y estoy consciente de que mi huida de la precipitación y la apología, me sitúa ipso facto al filo del exceso y la omisión. Pero, no hay omisión desde el rastreo distendido, reflexivo y silencioso.

He seguido casos de creadores que se han permitido hasta más de una década al procesar un universo visual que ajusticie su registro definitivo.

Tampoco hay hojarasca ni fastidio en la ineludible revisión del trayecto creador de aquellos artistas que jamás cesan de reclamar la atención por los axiomáticos resultados de su consistencia productiva.

Hace apenas seis meses, Nelson Barrera (1968), reclamaba nuestro interés por la efectividad con que procede al reciclaje creativo de los desechos de las industrias metalmecánica, automotriz y tecnológica, resemantizando objetos modificados, ready-mades, escorias, magmas y vestigios culturales como especie de dispositivos semióticos poderosamente sugestivos a través de obras escultóricas, ensamblajes y reacciones instalativas reveladoras del impresionante proceso de resolución y tamizaje de una obra multimatérica, poliédrica y polivalente que durante el último lustro se torna cada vez más expresiva, lúdica y provocadora… (Hoy/Areíto, 19.12.2020).

La tarde del pasado martes 8 de junio, el centro comercial Galería 360 ha dejado inaugurada la exposición “Reinvención de la Materia II”, compuesta por más de veinte obras, confeccionadas con materiales y objetos residuales a través de las cuales Nelson Barrera no sólo reafirma su brillante apuesta al reciclaje como opción necesaria e inevitable en el contexto artístico nacional, sino que también vuelve a plantear la urgencia de la reflexión transdisciplinaria y profunda en torno al signo expansivamente artefactual y/o artificial de la actividad humana cotidiana en las sociedades contemporáneas.

En efecto, la ardiente invocación reflexiva de Nelson Barrera sobre los paradójicos y terribles efectos del incremento de la mediación de la máquina, la megamáquina y los dispositivos tecnológicos en las acciones colectivas e individuales, así como en nuestras relaciones afectivas con lo natural y lo real, se manifiesta con extraordinaria claridad en una serie de obras caracterizadas por su fuerte impacto atractivo como las tituladas “El Autómata” (2018); “Mi otro latido” (2028); “Pez Loro” (2021) y “Primero de Mayo” (2021).

“Primero de Mayo” es un ensamblajereactivo de evidente espíritu antiestético y todavía más irónico, articulado mediante un espectacular juego con escombros, trastos, herramientas, engranajes, ruedas, cadenas, botones, cables, esprines, tuberías, mecanismos, chatarras y entrañas de automóviles, computadoras y aparatos diversos que suscitan la configuración del mapa de la Isla Española como especie de “industrioso”, proteico y alucinante territorio de la herrumbre y la escoria espiritualizadas.

“El Autómata” es una impresionante escultura con forma de presencia fictiva que parodia la efigie, la estructura orgánica y los movimientos de un ser híbrido y mixtificado -entre el insecto ponzoñoso, el humanoide y la máquina cinética, articulada en base a tres ruedas dentadas de metal; una tapa de torno industrial colocada de forma vertical, simulando el capó de un automóvil y el chasis de una fantasmal motocicleta 70 que transporta una gran silueta de cabeza humana revestida con placas de computadoras y la cual termina en un aguijón tecnológico que amenaza su maquínico y frágil “cerebro” de libélula.

Obra maravillosamente sobrecogedora e indescriptible con la cual Nelson Barrera materializa una corrosiva puesta en espejo de los ritos predatorios, mercantilistas, hedonistas y autoaniquiladores del homo faber y que propicia el involucramiento positivo de los espectadores, motivando la posibilidad de reutilizar la basura y los estropajos industriales que normalmente se tiran a los vertederos, además de enviar un mensaje educativo y comprometedor a favor de la preservación del medio ambiente a través de la cultura y la práctica social del reciclaje creativo.

Con obras como “El Autómata”, Nelson Barrera, resalta la importancia y necesidad de la educación ambiental para la creación de conciencia sobre la responsabilidad que deberían asumir los gobiernos, el empresariado y los mismos individuos ante las más cruciales problemáticas ecológicas y medioambientales de nuestro tiempo.

Asimismo, la distintiva polivalencia simbólica de esta reacción, contiene una oportuna reflexión sobre la vertiginosa dificultad de percepción de la relación efectiva entre la acción individual y sus consecuencias y resultados para las presentes y próximas generaciones, operando como metáfora totalizante de la catastrófica asincronía del ser humano con sus productos tecnológicos…

En síntesis

“Reinvención de la Materia II”, constituye la más reciente muestra individual de Nelson Barrera.

Dicha muestra ha sido organizada como parte de las iniciativas de responsabilidad social que asume el centro comercial Galería 360 a favor de la preservación del medio ambiente y como contribución al desarrollo de la difusión de la cultura del reciclaje en los distintos sectores de la población.

La exposición, sigue abierta a todo el público en dicha plaza hasta el miércoles 30 de junio.