En Galería 360 ¡Tributo a Ángel Haché!

En Galería 360 ¡Tributo a Ángel Haché!

La madrugada del viernes primero de abril del año en curso, Angel Haché ascendió hacia las estrellas para que su legado material e inmaterial pudiera seguir trascendiendo e impactando las almas y miradas sensibles de su pueblo como memorable testimonio de una fructífera y exitosa trayectoria creadora que proclama su unicidad desde las opciones radicales de la eticidad, la lucidez y la libertad de criterio.
Dramaturgo, actor, escritor, artista visual y educador, el legado artístico de Angel Haché, estalla como magnético y profuso caudal de revelaciones. En efecto, su obra global se nos revelaría como una auténtica profecía estética, materializándose entre la luz, las formas, las sombras y el tiempo como ofrenda incondicional y como espejo de su íntegra y proactiva personalidad artística. Como cifras cristalinas de una libre y arriesgada aventura poética alrededor de las contradicciones sociales, las expresiones culturales de su pueblo y sus propias devastaciones existenciales.

En 1965, Angel Haché estaba a mitad de la carrera de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Incluso, en un diálogo que sostuvimos en el marco de la celebración de sus 50 años de trayectoria creadora (2013), me adelantó que en su momentos estuvo entre los estudiantes más destacados, hasta el punto de ser seleccionado, junto a diez de sus compañeros, entre quienes recordaba a Pedro Borrell, Alexis Alvarez Torres y Pedro Ureña Rib, para participar en un viaje de estudio a los Estados Unidos. “La invitación vino del Departamento de Estado a las autoridades de la UASD antes de la guerra. El grupo debía salir el 28 de abril, pero el 24 estalló la guerra”…

En 1966 se reabre la universidad. El Departamento de Estado volvió a contactar a la Academia con la intención de saber si los estudiantes seguían interesados en el viaje. “Todos dijeron que si. Pero yo ya había decidido secretamente que no quería seguir en Arquitectura. Aun así fui al viaje. Fuimos a Nueva York, Boston, Washington, Chicago, Pittsburg, San Francisco y Miami. Visitamos la casa de la cascada de Frank Lloyd Wright en Pensilvania”…

En septiembre de 1965, junto a Freddy Ginebra, Lourdes Billini, Aquiles Azar García, Marosa Mayorga, José Ramón Rotellini, Adolfo Piantini, Ivonne Haché, Felipe Gil, Piedad Montes de Oca, Priscilla Caro, Carmen Idalia Grullón, Carmen María Prieto, Margarita Pimentel, Frances Brenes, Vivian Mota, Josefina Ramírez, Hugo Beras Goico, Max Pou y Luis José Germán, entre otros, Angel Haché es de los principales fundadores del grupo La Máscara, colectivo que habrá de hacer aportes fundamentales al teatro dominicano contemporáneo.

“En la Ardiente Oscuridad, del dramaturgo español Antonio Buero Vallejo, fue la obra que escogimos para el debut de La Máscara. Esta vez la montamos como la había escrito Buero Vallejo. El director fue Luis José German, que había sido alumno de Emilio Aparicio en el Teatro Escuela. Freddy Ginebra era Carlos, el líder de los ciegos. Priscila Caro era la novia. Yo era Ignacio, el antagonista”…

Antes de su viaje a España en 1967, había estudiado artes plásticas con Domingo Liz y Gilberto Hernández Ortega. En Madrid, reside en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe y toma cursos libres en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Crea el Teatro Guadalupe y preside el Cineclub del Colegio Mayor. En el verano del 67 se da cuenta que le sobra tiempo y se inscribe en la Escuela Oficial de Cine. En 1969, los cineastas chilenos Patricio Guzmán y Jorge Díaz, realizan el mediometraje “El Paraíso Ortopédico” con Angel Haché en el papel coprotagónico de “8”. De ahí en adelante trabajaría en 12 cortometrajes realizados en la capital española hasta el 1971.

En repetidas ocasiones se ha dicho y escrito que, junto con el teatro y el dibujo, el cine es la tercera pasión de Angel Haché. Yo sigo creyendo que su más grande y notable pasión fue su eterna e inseparable amada, musa y compañera Elsa Núñez. Además, ahí están sus aportes incontrastables y definitivamente enriquecedores, no solo a las artes plásticas, el teatro o la educación artística, sino también su poderosa persistencia en sostener una actitud crítica, participativa y propositiva en favor de un mayor apoyo a los valores artísticos y culturales dominicanos más auténticos.

Desde luego, esa gran pasión por el dibujo resalta de manera impactante en la producción plástica de Angel Haché. De esa pasión por la línea, la forma, la luz, la sombra, el espacio, el movimiento y la tensión, así como de su personal y compleja experiencia creadora, conjugando con rigurosidad y brillantez el teatro y la literatura, se desprende una producción dibujística sobre el mundo del cine que identifica una de sus más fértiles y significativas etapas creativas.

Precisamente, hasta el próximo domingo 30 de octubre, en el lobby central del Centro Comercial Galería 360, se mantiene abierta una muestra representativa de su emblemática serie de dibujos titulada “Homenaje al Cine Blanco y Negro”, ejecutada por Angel Haché durante la década de 1980 y a través de la cual el artista recrea y celebra con óptimos resultados la estética de las películas, directores y actores del siglo XX que nutrieron su imaginario y conmovieron intensamente su personalidad creadora.

Sobre esta serie demostrativa de la profunda conexión existencial de Angel Haché con los fundamentos del hecho plástico, el teatro y el cine, el reconocido crítico de arte Abil Peralta Agüero sostiene que “Angel Haché se expresó con una escritura visual puramente kinestésica y narrativa, impregnada de un lirismo poético que yuxtapone en un solo espacio de tiempo cinematográfico, magia, ternura y violencia, dentro de una simbiosis de expresión puramente plástica en la que sin descuidar la semántica de sus dibujos declara demostraciones de que en él República Dominicana tuvo a uno de sus mejores dibujantes”…

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