Hoy 
En el marco del intenso crecimiento del consumo en el Gran Santo Domingo constituido en la mayor concentración humana del país, la disputa del comercio por clientes está incluyendo incumplimientos impositivos en perjuicio del Estado y de los servicios que proporciona a la nación. Escrutando informaciones cruzadas provenientes de grandes y novedosos negocios propiedad de extranjeros en su mayoría las Direcciones Generales de Aduanas e Impuestos Internados han estado investigando la «clave» del éxito que a base de precios muy bajos logran tener en llenos completos sus instalaciones. Están en marcha revisiones a fondos a cargo de inspectores que en ofensivas similares de mesas atrás hallaron manos en la masa de la evasión que generaron cierres y luego entrega de valores a los recaudadores para seguir operando. El daño a la sociedad es doble: presiona al fracaso a los competidores que se acogen a las tasas de la tributación y que como empleadores se sujetan a las resoluciones salariales y de protección social a sus empleados.
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Evasores que agudizan los déficits de captación de recursos que en este momento representa un problema medular de las finanzas públicas. Se trata pues de un cedazo justiciero y un ataque a la raíz de una distorsión en la que participan otros defraudadores mayores y los beneficiarios de exenciones fiscales que de incentivos convenientes al país pasaron a ser privilegios desangrantes en una república en la que faltan claros precedentes contra los robos al fisco.
