En Guerra necesitan agua
Denuncian abandono total  municipio de Guerra

<STRONG>En Guerra necesitan agua<BR></STRONG>Denuncian abandono total  municipio de Guerra

El suministro adecuado y regular de agua potable está entre los principales problemas señalados por los habitantes del municipio de Guerra, jurisdicción de la provincia Santo Domingo.

El desempleo, calles deterioradas, caminos vecinales en mal estado, precariedades en los servicios vitales como agua potable y energía eléctrica son algunos de los problemas que viven los habitantes del municipio de Guerra, en la provincia de Santo Domingo.

Julio Castro y Elvis Rodríguez, voceros de la entidad que agrupa a más de 70 organizaciones comunitarias y religiosas del municipio, advirtieron que los munícipes darán  inicio a un proceso de lucha con el que aspiran  poder resolver las dificultades por las que atraviesan históricamente.

Un recuento.  Al hablar de las necesidades, lo primero que señalaron fue la carretera que comunica a Guerra con la carretera Mella, un tramo de seis kilómetros cuya inauguración fue anunciada en 2006, para los Juegos Nacionales, con una inversión superior a los 100 millones de pesos, pero que en realidad nunca fue terminada.

 “Nosotros consideramos que esto ha sido una burla para este municipio y hemos aguantado pacíficamente, pero como todo en la vida tiene un límite, ya la paciencia se nos agotó”, expusieron.

Lamentan que el síndico de esa localidad se haya dirigido en varias ocasiones al Gobierno central e instituciones oficiales para que acudan en auxilio de Guerra. Nadie   le ha hecho caso.

Aseguraron que el presidente Leonel Fernández sabe del deterioro de las calles y los caminos vecinales de Guerra, porque en varias ocasiones ha sido enterado, además de que durante la pasada campaña electoral se comprometió a asfaltar todas las vías y materializar otras obras que no llegan.

Recuerdan que a finales del año 2007, cuando se programaba el Presupuesto para el 2008, se reunieron con el ingeniero Félix Bautista, director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, la gobernación provincial, la senadora Cristina Lizardo y los síndicos del área y a Guerra se le prometió la reconstrucción de todas las calles y contenes, la reparación del acueducto, del tendido eléctrico y otras obras que no fueron ejecutadas.

Señalan, sin embargo, que fueron sorprendidos cuando el Gobierno anunció un sobrante del Presupuesto Nacional de ese año, ya que ninguno de los compromisos asumidos en Guerra fueron cumplidos.

Reconocen que es responsabilidad del ayuntamiento la construcción de calles, aceras y contenes, así como otras obras, pero que los recursos que recibe este organismo son muy precarios, ya que el presupuesto municipal es de apenas cuatro millones de pesos mensuales.

Anuncian protesta para próximo jueves

 El Bloque de Organizaciones por el Desarrollo Integral de Guerra convocó para el próximo jueves una gran marcha con el objetivo de llamar la atención del Gobierno sobre la existencia de esa localidad.

La marcha saldrá a las 8:30 de la mañana   desde la entrada La Joya y terminará en el parque central de la localidad.

El Bloque ha lanzado volantes casa por casa en los que exhorta   a los munícipes a no quedarse en sus casas ese día.

El síndico del municipio de Guerra admite que los problemas de la localidad son muchos, pero que vienen de lejos y son difíciles de resolver con el presupuesto que recibe, por lo que considera que el Gobierno central tiene que intervenir.

El representante municipal está claro en cuanto a su compromiso con la comunidad, pero dice que la falta de recursos lo ha llevado a  servir como canalizador entre el municipio y el Gobierno, aunque prácticamente no ha logrado nada.

En cambio el sacerdote Antonio Marcelino, párroco de la iglesia San Antonio de Padua, define como espantoso el desempleo que golpea a la comunidad, por lo que la Pastoral Social de la Iglesia está muy preocupada por la situación.

El padre Marcelino lamenta que la cultura del abandono haya sido la enseñanza de las autoridades y que no se produzca el proceso de descentralización que se reclama para que los recursos sean invertidos de una manera equitativa y no se concentren, como es tradición, en una o dos grandes ciudades.

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