En honor de Flavio Darío Espinal Hued

En honor de Flavio Darío Espinal Hued

Cuando la verja oeste del Colegio de La Salle estaba sin edificar, los compañeros de Flavio Darío hijo, pasábamos directo al amplio patio colmado de rosas y almendros de su residencia. Los únicos comedimientos eran las apacibles siestas o minuciosas lecturas de Don Flavio Darío Espinal Hued. Asimismo la sutileza para que se expandieran las artes visuales de doña Nuris Jacobo; ella coloreaba sus lienzos en esta apacible morada de la calle Onésimo Jiménez.
El emperador Kublai Khan atestiguaba “cimentar una familia, es más difícil que construir un imperio”. Esa fue la estancia familiar que Don Flavio Darío Espinal Hued erigió junto a Doña Nuris para educar a Rosario, Juan José y Flavio Darío. Hay mucho mérito en generar costumbres en los hijos que a futuro los harán exitosos con su propio esfuerzo. Verticalidad ética, responsabilidad, hábitos de lectura y pasión por estudiar y aprender.
El Ayuntamiento de Santiago acaba de honrar la Memoria de don Flavio Darío Espinal Hued con una Ordenanza Municipal que reconoce los méritos de este santiaguero ejemplar y designa con su nombre una calle de esta ciudad. Don Flavio distinguía por ser un humanista y preclaro jurista con un ejercicio de ciudadanía ética, honesta y comprometida.
Su contribución más imperecedera fue diseñar los fundamentos legales y jurídicos que permitieron la creación en 1962 de la hoy Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Don Flavio acompañó hasta el final al Episcopado y en especial a monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito en este proyecto que hoy es un Patrimonio de Santiago.
En la PUCMM fue el primer Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y aportó la primera promoción de abogados, no provenientes de la Universidad de Santo Domingo. Un grupo de profesionales que son ejemplo de virtudes jurídicas entre estos, Rafael Cáceres, Juan Guillermo Franco, José María Hernández, Ramón García Gómez y Mercedes María Estrella.
Espinal Hued abrazó desde joven, las ideas socialcristianas que procuraban una convergencia de la justicia socialista con los postulados cristianos, siendo directivo del Partido Revolucionario Social Cristiano. Fue uno de los fundadores del Movimiento Familiar Cristiano (MFC) y cofundador de la Cooperativa La Altagracia. En 1961 se constituyó en abogado de dos de los implicados en el ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo.
Don Flavio mostraba una personalidad encantadora. Andaba siempre bien ataviado, como si un manto de formalidad cubriera su estilo, pero cuando discutía o razonaba solía tener la virtud juvenil y librepensadora de avizorar el futuro con certeza. Analizaba la coyuntura, pronosticaba el devenir y proyectaba la perspectiva. De él heredan Rosario y Flavio Darío parte de sus talentos analíticos para examinar la política, la economía y el desarrollo.
Fue Procurador General de la República, más tarde, Secretario de Estado sin Cartera y Secretario Personal del Presidente Antonio Guzmán. Desempeñó estas posiciones públicas con ética, decencia y sabiduría. Había nacido el 16 de enero de 1926 en una sólida familia que residía en la calle Mella esquina avenida Las Carreras. Se retiró de la vida laboral a final del 2001 y falleció en su ciudad natal el 30 de septiembre del año 2003.
Dejó entre todas y todos los que lo conocimos, un recuerdo de amor y entrega humanista desinteresada, y en la sociedad que lo reconoce hoy, un modelo de transparencia humana y compromiso cívico.

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