En Irak falla el cumplimiento de promesas

En Irak falla el cumplimiento de promesas

Por JAMES GLANZ
TOUNIS, Irak —
Eran sólo dos jeques tribales de una localidad tan pequeña que no aparece en la mayoría de los mapas, y se estaban reuniendo hace dos semanas en la estación policiaca local con un oficial estadounidense para hablar sobre proyectos de reconstrucción. Sin embargo, podían haber sido ayudantes de jefes políticos de antaño en Chicago disputando partidas de presupuesto.

 Y los jeques, Abu Jawad y Abu Ghazwan, no habían recibido su parte de la acción. Un militar estadounidense al que recordaban sólo como capitán Burns había venido al pueblo, un lugar polvoriento unos 50 kilómetros al sur de Bagdad, y se había ido sin cumplir sus promesas de proyectos de electricidad y agua y de escuelas, dijeron los jeques y el comandante de la policía local, teniente coronel Hussein Daher Layg.

 La desilusión de los jeques no tenía nada que ver con los más amplios objetivos estratégicos de Estados Unidos en Irak. Más bien, explicaron los jeques, ataviados con los tradicionales turbantes a cuadros y túnicas formales, dishdashas, simplemente no podían mirar a los ojos a su gente después de transmitir las promesas que habían recibido.

 El episodio lo dijo todo sobre dónde las fallas del programa de reconstrucción de Estados Unidos en Irak ha tenido su mayor impacto, comunidad por comunidad, cuadra por cuadra, casa por casa cuando las luces no encienden y el agua no sale del grifo. En Irak, la política no es meramente local: Puede ser microscópica, con ganadores y perdedores en cada esquina deteriorada a medida que los proyectos tienen éxito y fracasan.

 “Nos reunimos mucho aquí y nos prometieron mucho, y no sucede nada”, dijo Abu Jawad. “Cuando voy con mi gente y digo: ‘La semana próxima, la semana próxima’, empiezan a decir que estoy mientiendo”.

 Y correspondió a un nuevo oficial estadounidense, el capitán Jocolby Phillips de la Cuarta División de Infantería, desvanecer un fantasma de promesas rotas en Irak, y reparar la pérdida de credibilidad provocada por esta falla en la empresa estadounidense aquí.

 “No me escucharán prometerles nada que no vaya a cumplir”, dijo Phillips, un ansioso joven oficial originario de Kermit, Texas, cuya población era de 6,000 habitantes cuando jugaba futbol americano en la preparatoria ahí. “Espero que sea el inicio de la edificación de la confianza de nuevo con las fuerzas estadounidenses”.

 En Estados Unidos, la cuestión de la efectividad de los aproximadamente 45,000 millones de dólares en reconstrucción generalmente se reduce a un debate estadístico, con sus proponentes diciendo que miles de proyectos han sido completado, y los críticos señalando miles que están incompletos o ni siquiera han empezado.

 Como la mayor parte de los fondos fiscales estadounidenses para la reconstrucción se agotarán este año, ese debate se ha vuelto más agudo. Pero es irrelevante en Irak, donde el sentimiento en la calle es de abrumador desinterés hacia un esfuerzo de reconstrucción prolífico en boletines de prensa pero con poco impacto claro en la vida de la gente.

 Igual de importante en Irak es el hecho de que no hay un líder tribal o político local que pueda atribuirse algo tan amorfo como megavatios añadidos a la red eléctrica nacional o mayor producción petrolera de Irak.

 Por esa razón, los éxitos de la reconstrucción en Irak parecen ser casi siempre en proyectos estrechos, específicos, limitados geográfica y demográficamente. En Diyará, una localidad mixta sunita-chiita a unos kilómetros de Tounis, Phillips y el sargento de primera clase Michael H. Taylor, ambos en la Compañía D del Segundo Batallón, Octavo Regimiento de Infantería de la división, mostraron un generador eléctrico nuevo y una planta de agua cuyos ductos estaban siendo tendidos en nuevas zanjas a lo largo de las calles de la ciudad.

 Había un sonriente imán sunita, Saleh Hassan al-Wan, principal contacto de los estadounidenses en la ciudad, quien dijo que gente que recientemente había dejado Diyará ahora estaba regresando debido al generador. Dijo que estaba consciente de que la localidad de Tounis estaba celosa del éxito de Diyará con la reconstrucción.

 “Vamos a dormir y podemos dormir bien debido al nuevo generador”, dijo el imán.

 Caminando por las calles de Diyará como un policía en rondín, Phillips dijo que los problemas con las milicias chiitas en Tounis eran un factor en la lentitud de la reconstrucción ahí. Pero durante su reunión en Tounis, pasó mucho de su tiempo tratando de deshacer el daño provocado por promesas grande sy pequeñas, algunas aparentemente hechas por el misterioso capitán Burns, que nunca fueron cumplidas a los jefes locales a los que los estadounidenses quieren desesperadamente de su lado.

 “Las promesas que hizo, obviamente no podía cumplirlas”, dijo un exasperado Phillips, “y eso estuvo mal”.  Pero tan justificable como pareció ser la indignación de los jeques en ciertos puntos, también fue claro que estaban jugando un juego tan antiguo como la política de las partidas presupuestarias: trabajando a un funcionario bien intencionado con dinero para gastar y poniendo todo lo que tenían.

 El jefe de la policía local desempeñó su papel de anfitrión perfectamente, también, ofreciendo largos discursos elogiando a los estadounidenses pero luego advirtiendo que si los proyectos no se materializaban pronto, el jefe convocaría a una reunión y encontraría, para su mortificación, que ninguno de los ancianos iraquíes asistiría.

 “Necesitamos mostrar a toda la gente aquí que las fuerzas de la coalición no son mentirosas”, dijo el jefe de policía.

 Los jeques atacaron a Phillips por todos los ángulos posibles. Cuando Abu Ghazwan preguntó por qué Latifiya, otra localidad cercana, había estado recibiendo proyectos y Tounis no, el capitán respondió que la localidad estaba en el área de responsabilidad de una unidad diferente, un hecho que los astutos jeques seguramente sabían.

 Cuando Phillips les recordó que él estaba de hecho dispuesto a hacer algo positivo y finalmente traer algunos proyectos a Tounis, Abu Jawad tuvo una respuesta: “Hay tres proyectos pequeños y ninguno de ellos ha sido cumplido hasta ahora”.

Phillips, hablando tan pacientemente como le era posible a su traductor, dijo de uno de esos proyectos: “Esto es lo que deben comprender. Es un proyecto pequeño para Tounis. Pero en todo Irak, todos están haciendo …”

 “íSeñor!”, le interrumpió Abu Jawad. “Usted no es sólo un militar. También es un político y muy bueno. Porque sólo hemos recibido un espejismo”.

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