EN IRLANDA
Unas 10 mil mujeres jóvenes fueron forzadas a trabajar por años en lavanderías manejadas por monjas

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BBC Mundo. El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, se disculpó por las décadas de estigma y las duras condiciones de las llamadas «lavanderías de las Magdalenas», un sistema de asilos que fueron dirigidos por monjas católicas, donde se forzaba a las mujeres a realizar trabajos físicos duros.

Kenny dijo que estas lavanderías habían operado en una Irlanda «dura e intransigente».

El primer ministro se disculpó con las sobrevivientes y con las familias de quienes murieron en los asilos.

«Las víctimas de las magdalenas». Madres solteras, mujeres sin hogar, acusadas de delitos menores, prostitutas, víctimas de abusos, mujeres con problemas de aprendizaje.

Internadas por las autoridades. Según el informe, no hay pruebas de que se cometieran abusos sexuales en las lavanderías. El 10% de las mujeres fueron enviadas por sus propias familias a estos asilos, el 19% entraron voluntariamente.

La investigación descubrió que dos mil 124 mujeres internadas en los asilos fueron enviadas por las propias autoridades.

El informe incluye casos como el de mujeres llevadas allí por la policía por viajar en tren sin haber pagado billete y delitos menores como robar o mendigar.

Un pequeño número de mujeres también estaban allí por prostituirse.

La comisión presidida por el senador Martin McAleese informó que la mitad de las internas llegaron a trabajar en las lavanderías con menos de 23 años y que más de cuatro mil pasaron más de un año encerradas en ellas.

En dos semanas se abrirá un debate en el parlamento irlandés, dando tiempo para que los diputados puedan leer el documento, de mil páginas.

Trabajos forzados. Las víctimas y sus familiares pidieron una disculpa pública al gobierno y las asociaciones católicas.

El primer Asilo de las Magdalenas, como se conocía al principio a las lavanderías, abrió en Dublín en 1765 para niñas protestantes.

El primero de católicas se fundó en la ciudad de Cork en 1809 y pronto surgieron otros hogares para «mujeres caídas».

Al principio estaban concebidos como lugares donde pudieran quedarse por un corto periodo de tiempo.

Sin embargo, luego se transformaron en instituciones donde las mujeres eran obligadas a trabajar, la mayoría en las lavanderías de estos asilos, que tenían contratos con el ejército, oficinas de gobierno, hoteles y hasta la compañía cervecera Guinness.

Pronto empezaron a llegar madres solteras, mujeres con problemas de aprendizaje y niñas víctimas de abusos.

Entre 1922 y 1996 hubo seis lavanderías funcionando en toda la República de Irlanda.

Las mujeres eran encerradas y se les impedía salir una vez que eran ingresadas en los asilos. Y aunque los clientes pagaban por los servicios de lavanderías, ellas no recibían ningún salario.

Las congregaciones a cargo de estas casas eran las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad, la congregación de las Hermanas de la Piedad, las Hermanas Religiosas de la Caridad y las Hermanas del Buen Pastor.

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