En Jayabo tienen 30 años esperando que hagan puente

En Jayabo tienen 30 años esperando que hagan puente

Jayabo, Salcedo
Tras treinta años de promesas incumplidas esperando que les construyan un puente, los residentes de Jayabo, una emblemática comunidad a poco menos de 3 kilómetros del casco urbano del municipio, no confían en nadie. Por ello, están escépticos aunque reconocen que ahora se les “abre una brechita” de esperanza porque el nuevo gobernador de la provincia, Bienvenido Almánzar, es “criado y nacido” allí.
Para el albañil Nelson Fabián, de 74 años, el panorama que viven es desolador porque aunque esta es una de las comunidades más productiva cerca del casco urbano de Salcedo hasta la fecha no han logrado ver cumplido su sueño de tener un puente por donde cruzar.
Fabián explica que ha hecho dos puentecitos de palo de Juan Primero con un poca de madera que tenía en su casa pero los palos se están pudriendo y la madera tampoco sirve. “Este puente se hizo no hace tanto para que los ciclista también puedan pasar y la última vez que lo usaron se cayeron varios y hasta hubo uno que se rompió un brazo”, lamentó.

A causa de ello, la señora Andrea González, de 78 años, teme cruzar por el puente ya que tiene que ayudarse con un palo para poder caminar. Dice que el temor que siente es muy grande y no quiere caer al río, como otros, y fracturarse un brazo o una pierna.

“Yo mejor me voy por aquí (señalando el río), así si me caigo sufro menos, porque esos palos no sirven ya, es muy estrecho (4 x 1 es su medida), y no tiene de donde uno poder agarrarse, no no no, yo mejor lo cruzo por aquí”, insistió.

Precisó que este puente es el que enlaza a Jayabo Al Medio con Jayabo Afuera, los Tocones y el Callejón de Los Santana. Su trayecto no llega a los 2 kilómetros, por lo que dice no entender por qué las autoridades no les hacen caso y los mantienen en el olvido desde hace más de 30 años.
De lo mismo se queja la señora Andrea Ureña, de 74 años, quien afirma que no confían en las promesas ni en los políticos porque solo van a la zona en tiempos electorales.

Denunció que por la falta del puente el río se ha “ido comiendo parte de su casa”, a tal extremo que durante la última crecida de hace algo más de dos meses enfrentó pérdidas cuantiosas, ya que las embravecidas aguas se llevaron todos los cerdos que con tanto esfuerzo criaba.
Lamentó que todos los días los muchachitos tengan que pasar por ahí, enfrentando ese peligro. “Lo peor es que cuando llueve para ellos poder ir a las escuelas que hay en los dos Jayabos, tienen que caminar por allá por Plaza Loly, caminar más de 4 kilómetros”, señaló.
Agregó que tampoco tienen un camino vecinal decente, por lo que no pueden llegar ni los bomberos ni la ambulancia si se enferman o pasa algo.

Ureña dijo que la comunidad necesita también energía eléctrica 24 horas y agua, ya que las tuberías del acueducto apenas llegan hasta un tramo, dejando a varias familias sin agua.

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