En la bajaíta

En la bajaíta

Entre la arrogancia del Ministro Administrativo, José Ramón Peralta, quien tuvo el tupé de declarar que el presidente Danilo Medina no fue electo para hablar con la prensa, y el cinismo del Consultor  Jurídico, César Pina Toribio, quien acusó a la Asociación Dominicana de Diarios de querer imponerle un estilo de comunicación, es difícil establecer cuál de las  dos reacciones al reclamo de la entidad de que el mandatario  converse más  a menudo con la prensa es mas impolítica y torpe. Es evidente que ni uno ni otro midieron el alcance de sus palabras, y mucho menos el daño que provocan al Gobierno al que sirven mostrándose tan ignorantes del papel de la prensa en las sociedades democráticas, un desfase –por llamarlo de algún modo– muy propio de los políticos a los que el poder, el consumo prolongado de sus dulces y embriagantes mieles, se les sube a la cabeza, enturbiándoles la sesera. Claro está, esos políticos, entre los que hay que incluir al presidente Medina, tenían una opinión muy distinta de la prensa y los periodistas cuando estaban en la oposición (o no estaban en el poder aunque sí lo estuviera su partido, que puede ser mucho peor), necesitados de espacios para promover su oferta electoral, por lo que se mostraban obsequiosos   y receptivos a los requerimientos de esos mismos periodistas  a los que hoy quieren tratar con tanta distancia. La prensa dominicana, que no nació ayer, aprendió hace tiempo  a lidiar con las veleidades de los políticos, pero también, y sobre todo, con los que están en el Gobierno, y sigue lamentando que todavía no aprendan que el poder, sin importar  cuánto dure, siempre será efímero, por lo  que tarde o temprano terminaremos juntándonos  –ellos y nosotros– en la bajaíta.

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