En la bajaíta

En la bajaíta

La irrupción del capitán Quirino Paulino en este momento ofrece la oportunidad de hacer un ejercicio de malicia, de búsqueda de razones que aparentan estar ante nuestro ojos pero están ocultas en lo profundo de la mina donde se cuece todo tipo de brebajes que permiten cegar a la opinión pública y desviar la atención sobre graves asuntos que ocupan la atención de la sociedad.

Años atrás había un humilde lugar en medio de la carretera Santo Domingo-Barahona donde se detenían las guaguas, pisicorres y carros públicos, que hacían viajes entre los dos puntos, para degustar un plato de chivo guisado que no tenía madre.

Sólo había un problema para los consumidores: las moscas. Ello, hasta que llegó aquel español veterano en ventas, mesones y ventorrillos, quien, atacado por una miríada de moscas pidió a sus compañeros de viajes que lo rodearan en una esquina del pequeño salón, se bajó los pantalones, defecó y dijo: ahora las moscas tendrán con qué entretenerse.

Desde ese día se buscó un sustituto menos maloliente y se encendía un cigarrillo Cremas, de tabaco negro y se producía un olor tal que el humo alejaba las moscas con tanta efectividad como el método del español y un tufo menos agresivo.

La técnica del español hace mucho que se replica en la política. No es más que una copia de la forma de pelea que emplea el jab para alejar el contrario y actuar con la ligereza de una mariposa mientras se oculta el aguijón de la avispa.

Es interesante ver cómo la verdad surge, en cualquier momento y deja de estar ocultada.

Hay varias preguntas en el aire: ¿es auténtica la carta en la cual Quirino le reclama a Leonel Fernández el pago de 200 o más millones de pesos que dice le prestó para la campaña presidencial del 2004 aún a sabiendas del origen criminal de esos dineros?

¿Es la voz de Quirino la que se escucha en el youtube puesto en las redes sociales?

¿Quién la dijo a ese joven periodista, que sacó al aire la carta y luego la conversación con Quirino, que los escuadrones de la muerte han desaparecido en el país o han sido sustituidos por completo por el sicariato?

El súbito enriquecimiento de Leonel Fernández y sus principales seguidores, invita a que sean tenidas como ciertas las acusaciones de que aprovecharon su paso por el gobierno para producir un sunami de corrupción, que debe ser castigado por los Tribunales Superiores de la Nación lo cual, ahora, es muy difícil debido a la los jueces obedecen a razones políticas y actúan con anteojos de tuertos.

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