En la Barquita Vieja amanecieron en la calle ante crecida río Ozama

En la Barquita Vieja amanecieron en la calle ante crecida río Ozama

Residentes de la Barquita Vieja se quejaron ayer de que no fueron trasladados a algún refugio, por lo que tuvieron que amanecer a la intemperie, en medio de las aguas desbordas del río Ozama que arrastraba todo tipo de basura, ratas, ciempiés y hasta culebras.
Hasta ayer al medio día, solo habían trasladado a dos familias a la Nueva Barquita, mientras que los residentes se quejaban de que estaban mudando a personas cuyas viviendas no se habían inundado y los encargados no daban la cara.

Colchones, neveras, estufas, muebles y demás ajuares de unas quince familias estaban en la calle desde la noche del miércoles en espera de ser trasladados.

“Mi marido no durmió la noche entera cargándome los traste para que no se mojaran, porque mi casa esta llena de agua, y como quiera se me mojó el colchón, yo amanecí afuera cuidando lo que se pudo sacar porque andan unos tígueres acechando para ver que se roban”, expresó Yoselín Pineda.

Explicó que tiene un pequeño colmado y ha tenido muchas perdidas porque se le ha dañado mucha mercancía y hasta el frezer tuvo que sacar para que no se le dañara.
“Esos apartamentos lo construyeron para nosotros y yo no se por qué todavía no nos mudan”, manifestó.
Desmantelan casas. Al igual que Yoselín, sus vecinos pasan las mismas penurias. Andrea Bravo se quejó de que los tígueres se aprovechan de la situación y como abandonaron sus hogares por la crecida del río, éstos se aprovechan para desmantelar las viviendas para coger el zinc.
“Yo si que no tengo ahora para donde coger”, dijo Bravo, quien también amaneció encima de un cartón en la calle con sus cuatro niños. Cuenta que los menores de 12, 8, 5 y un año pudieron comer porque una vecina les paso un plato de comida.
Picaduras. Otro problema que preocupa a estas familias es que hay muchas ratas y otros alimañas y tiene miedo de que le hagan daño a los niños, en cuyos cuerpecitos ya son notorias las erupciones por picaduras de mosquitos y otros insectos.

Refugiados. En tanto que en la capilla San José hay alrededor de 90 personas refugiadas, quienes están apiñados en un lugar estrecho, donde además tienen sus ajuares.
“Hay un grupito que no estamos en albergue, porque no hay espacio y tenemos que amanecer en la calle, yo no se que van a hacer conmigo. Los trastos mios están en el furgón y hasta ahí están amaneciendo unos haitianos, expresó Mireya Jiménez.
Cuenta que ella esta censada para irse a la Nueva Barquita y no entiende porqué no la mudan.
Mafia. Otros en esta misma situación denuncian que hay una mafia, porque hay personas cobrando hasta 15 y 20 mil pesos para poner algunas familias en el listado y mudarlos rápidos.

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