En el sector La Castellana están vencidos. Ya agotaron todos los recursos posibles para que las autoridades les resuelvan el problema del drenaje de las calles y nada les funciona.

Representantes de la junta de vecinos del lugar han visitado todos los estamentos posibles y han tocado las puertas de las oficinas de ingenieros del Ayuntamiento del Distrito Nacional sin ningún resultado.

“Ya lo que muchos están optando es por vender y mudarse porque esto es un verdadero problema”, expresó Victoria Damirón, quien a la fecha tiene aún sus muebles recogidos por el trauma que le representó la última inundación, ocurrida la semana pasada. Cuando llueve, los residentes tienen  impedido el   entrar o salir de sus viviendas porque el agua les llega al pecho.

Y quienes  viven en  zonas donde el nivel del agua es más bajo se ven precisados a cargar  ropas en mochilas sobre su cabeza para vestirse en casa de algún vecino que esté en lo seco.

El costo en dinero de las inundaciones.  Las inundaciones en La Castellana representan también elevadas pérdidas económicas para los residentes, quienes  han tenido que pagar altas sumas por daños a sus vehículos, sin sumar  las causadas por el deterioro de los ajuares de sus hogares.

“Al carro de mi esposo se le dañó la computadora, a otra vecina se le dañaron los muebles y alfombras, las cisternas se ensucian también y hay que pagar para limpiarlas”, explicó Damirón.

A esos gastos se suma que las familias más afectadas pagaron la construcción de tres nuevos filtrantes, pero eso no contribuyó a mejorar la situación.

Todavía en el día de ayer estaban expuestos al sol, en el exterior de muchas viviendas  alfombras, muebles y sillones que se mojaron con las últimas lluvias. Las calles entre las que se acumula la mayor cantidad de agua son la 24, 26 con L y la K.

Entre  otras  personas afectadas por las inundaciones que reclaman la acción de las autoridades estám la señora Josefina Medina, Mary de Valdez, Fariña Morales, Jorge Herrera y Gisela Montes de Oca.

Han tenido que hacer compuertas

Como si fuera para contener el volumen de las aguas de una represa,  residentes de  La Castellana han tenido que construir compuertas para contener las inundaciones, pero en días de abundantes lluvias como las traídas por  el huracán Ike ni esas poderosas estructuras de hierro dieron abasto. El agua corrió por encima e inundó todo lo que pudo. En residencias como la de Damirón han optado por dejar los muebles en un segundo nivel de la casa hasta que cese este tiempo de lluvia.