El Nacional se hizo eco el pasado domingo 4 del acelerado deterioro de las instalaciones del Metro en que sus escaleras automáticas y elevadores lucen destruidos y fuera de servicio.
Esa situación confirma la tradición del burócrata dominicano de no ocuparse del mantenimiento y preservación de las instalaciones y estructuras que se colocan bajo su fiscalización y cuido.
La situación del Metro, un proyecto con sus instalaciones de pocos años de funcionamiento, se coloca bajo la lupa de quienes les duele el uso del dinero público arrebatado al contribuyente a nombre de reformas fiscales de captar mas recursos y poder saciar la voracidad de la burocracia para supuestas obras de infraestructura que se supone son de beneficio de la ciudadanía que así ver mermar sus ingresos.
Pero se da cuenta que se utilizaron los recursos para malgastarlos y luego dejar destruir las obras ejecutadas debido a que no se preservaron sin darle mantenimiento preventivo como mandaba las instrucciones de las obras de infraestructura que se suponen para beneficio de la ciudadanía que a regañadientes acepta las reformas fiscales con un aumento apreciable del costo de la vida. Luego se ve en la prensa de como se descuidan obras majestuosas y en franco deterioro por falta de mantenimiento.
Por eso ya no es una novedad el anuncio de las autoridades que se va a restaurar obras importantes con menos de cinco años de construidas dañadas por su rápido deterioro por falta de mantenimiento. Es normal ver cómo el costo de la reconstrucción es superior al costo original de la obra. Todo sale mas caro y lo presentan como una novedad de la preocupación de las autoridades por el supuesto cuido de la infraestructura patrimonial del país.
Las reconstrucciones de vías el Gobierno las presenta como algo novedoso y de la atención que les dan a las obras en especial cuando hablan de las carreteras. Es ahí en donde se refleja el mayor olvido ya que las autoridades en sus afanes políticos se descuidan en sus funciones de limpiar cunetas o hacer bacheos en la superficie de rodadura cuyo costo es bajo con relación a lo que se va a gastar en rehacer la vía.
El caso del Metro es lamentable de una obra que en su momento de inicio de la construcción fue satanizado por una ciudadanía reacia a la novedad y de reconocer algo bueno al Gobierno de turno. Pero ya con los años en funcionamiento del Metro la ciudadanía no se preocupa cuando ve el deterioro que ocasionan ellos como usuarios vandálicos en su tradición de no cuidar lo que se ha construido para su comodidad, pero como tal cosa no es de ellos, contribuyen a un deterioro mas rápido.
Ahora más que nunca es que se nota el descuido rampante de no proteger las edificaciones y vías públicas de lo que se ha hecho tan solo hace tres años.
Las quejas de la ciudadanía se crecen ante tantos fallos en nuevas edificaciones y en carreteras que acusan fallas a ojos vista. Por doquier se esparcen las quejas de las obras mal hechas carentes de mantenimiento y no fue una excepción de las grietas en las escuelas recién reparadas en la zona de Puerto Plata por el último temblor de tierra.
Situación del Metro está bajo lupa de quienes les duele uso del dinero público
Ya no es novedad el anuncio de las autoridades sobre restaurar obras
Por doquier se esparcen quejas de obras mal hechas y sin mantenimiento