En la cúspide de la ola

En la cúspide de la ola

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A finales del 2013, las compañías digitales tenían cerca de 600 mil millones de dólares en efectivo, en caja. Cuatro de ellas: Apple, Microsoft, Google y Cisco poseían 329 mil millones de dólares, virtualmente, sin deudas. Después de haber gastado miles de millones en adquisiciones, solo Apple tenía 147 mil millones a esa fecha.

El mercado de bonos corporativos emitió, en 2013, el equivalente a un millón de millones de dólares. Comcast salió al mercado en busca de 2.2 trillones de dólares, obteniéndolos a una tasa de 2.67% a 10 años, y a 4.81% a 30 años, aún teniendo una calificación A. Imaginemos la capacidad y la tasa de interés que recibirían las principales compañías digitales, grandes y medias, siendo AAA o AA.

Al originarse la crisis del 2008, la Reserva Federal ha emitido 3 mil millones de millones de dólares inorgánicos con el propósito de enfrentarla con éxito; aún están emitiendo, mensualmente, 80 mil millones de dólares, aunque bajando la cantidad.

El enorme efectivo en caja y la ilimitada capacidad de tomar prestado, a intereses mínimos, le proporciona un poder inmenso a las grandes y pequeñas compañías digitales.

En el trabajo anterior, planteamos que los capitalistas de riesgo invirtieron 26 mil millones de dólares en los Startup, sin incluir las fuentes más importantes: la NSA y la CIA, en estrecha colaboración con las más importantes compañías digitales y con la emergencia del Big data y la Computación en la nube, debido al aumento meteórico de datos masivos. El New York Times estima que estas dos instituciones gastan de 8 a 10 mil millones de dólares anuales en compra de servicios y maquinarias a las compañías digitales, en adición, tienen dos compañías de capital de riesgo: Inq-Tel y una secreta cuyo monto de inversiones es desconocido.

En Google, la mayoría de los grandes tecnólogos quieren trabajar por los enormes salarios y la cantidad de acciones que los vuelven, rápidamente, millonarios. Las acciones solo pueden venderlas si permanecen siete años en ellas, por ello, nadie quiere salir. Sin embargo, 13 prominentes ejecutivos decidieron, paulatinamente, probar suerte en compañías emergentes en las que recibirían un porcentaje considerable de acciones. La semana pasada, en un hecho sorprendente, Manoj Saxena, jefe del programa más importante de IBM, el de las súper computadoras Watson, dejó esa posición para asociarse a una firma de capital de riesgo.

Business Insider estimó, en 2013, que de los 20 centros tecnológicos (HUB) más importantes del mundo, en tamaño y calidad, seis, de los diez primeros, eran norteamericanos, mientras que el del Valle del Silicón era, en mayor proporción, más importante que los que le seguían. Los cuatro centros restantes son:

– Uno, Technion, en Israel, especializado en seguridad, con nexos íntimos con la NCA.

– Dos en Canadá, ubicados en Toronto y Vancouver. Por razones de la Ley Migratoria son controlados, en gran parte, por capital norteamericano.

– Uno en Londres.

Estos diez centros crean el 80% de las innovaciones mundiales.

Los otros diez están repartidos por el mundo, creciendo con fondos gubernamentales, especialmente, en China; procurando acercarse al crecimiento tecnológico norteamericano, pues llevan un retraso de 20 años en relación al Valle del Silicón. Lo cierto es que la competencia en la innovación tecnológica es brutal. Indudablemente, esta híper revolución está provocando efectos negativos, especialmente, en el desbalance de la relación educación-producción de trabajo; como resultado de las carencias de habilidades provenientes de la educación oficial en un mundo, cada vez, más tecnológico. Este efecto negativo, y otros de mucha importancia, se abordarán, individualmente, en próximos trabajos.

En suma, la revolución digital, por múltiples razones pero, especialmente, al erosionar la “barrera de entrada” ha aumentado, varias veces, el número de empresarios digitales en un mundo totalmente híper conectado.

En la última entrega de este ciclo, presentaremos las acciones que han implementado otros países para enfrentar los desafíos tecnológicos en un mundo donde el futuro llegó ya, y con extraordinaria fuerza y el ritmo de innovación sigue creciendo exponencialmente.

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