En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
El debate sobre el “modelo económico” ha sido productivo y aleccionador. Productivo, porque han surgido múltiples ideas sobre las virtudes y defectos del  mismo, aunque los abanderados de estas últimas características no han expuesto con claridad cuál es la política económica requerida para el cambio del mismo. Aleccionador, porque ha develado y enseñado tres grandes verdades que deberían ser aceptadas por todos los participantes en dicho debate. Primera verdad: Las actividades económicas de dicho modelo producen crecimiento y empleo suficiente para aumentar el ingreso percápita y disminuir la tasa de desempleo. Se ha demostrado también que ese crecimiento es capaz de reducir la pobreza, aunque esta fluctúa con eventos de crisis internas y externas, pues nadie puede esperar que el modelo sea inmune a los efectos negativos de los choques exógenos. Los críticos del modelo no han señalado los sectores alternativos que generarían más empleo y crecimiento, ni tampoco han demostrado que el cambio de modelo generaría tales resultados.

Segundo Tiro
Ni las actividades productivas surgidas dentro del llamado modelo o estilo de crecimiento, ni las políticas públicas aplicadas durante la vigencia del mismo, han sido contradictorias con las exportaciones o han tenido un sesgo anti-exportador, planteamiento que constituye la segunda verdad revelada durante el debate. El crecimiento basado en la demanda interna no puede ser satanizado, ni tampoco el déficit externo que se pueda producir, siempre y cuando el mismo sea sostenible y financiable. Pero lo más importante de todo lo que demuestran las evidencias empíricas es que la dinámica de la demanda interna ha sido simultánea al auge exportador de sectores como el turismo, las zonas francas y la minería. Los críticos deben tomar en cuenta que el llamado déficit externo crónico no puede desligarse de la insuficiencia de ahorro del sector privado, ni tampoco del deterioro permanente de los términos de intercambio. Se podría demostrar que cuando se aíslan los efectos de las crisis y los choques externos, el déficit resultante ha sido sostenible.

Tercer Tiro
Como se ha planteado desde la Gobernación del Banco Central, si el modelo genera crecimiento y empleo en cuantía suficiente para reducir la pobreza, si no ha generado un sesgo antiexportador, entonces el mismo no solamente no debe ser cambiado, sino que también hay que garantizar que los ajustes que se hagan al mismo corrijan factores estructurales que dificultan el crecimiento de la competitividad, lo que constituye la tercera verdad no planteada por los críticos del modelo. La insuficiencia de inversión en educación es importante, pero también lo son los altos costos de los insumos y servicios intermedios de sectores no transables y de mercados de muy poca competencia. Los críticos del modelo deben aceptar los efectos que sobre el tipo de cambio y la competitividad tienen las remesas y la situación de precios relativos internos favorables a los servicios, y decir de manera directa y responsable si su propuesta es el mantenimiento de un tipo de cambio deliberada y permanentemente subvaluado, pues es mejor revelar las intenciones y no esperar a que sean descubiertas.

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