En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Sería muy conveniente y necesario que se sepa y se entienda correctamente el impacto que tiene la productividad en el tipo de cambio y en el nivel de empleo que genera la economía dominicana. Parecería que cuando la derecha neoliberal y la izquierda discursiva coinciden en señalar que el crecimiento económico no produce suficientes empleos, y que el mismo se ha dado a costa de la apreciación de la moneda nacional, no estarían tomando en cuenta el efecto que en ambas variables tiene el fenómeno de la productividad, entendida como una situación en la que la producción aumenta más que lo aumentan los insumos y factores productivos. Si la productividad es mayor que cero, la producción crecerá a un ritmo mayor que el aumento del empleo, y por eso resulta muy extraño que consultores locales e internacionales no incluyan esta explicación en sus informes y opiniones sobre el impacto del crecimiento en el empleo. Sorprende que tampoco tomen en cuenta la heterogeneidad estructural de la economía, en la que las diferencias sectoriales de la intensidad del empleo son muy significativas.

Segundo Tiro

La economía tenderá a crear más empleos en los sectores en los que la relación entre el capital y el trabajo es menor en relación a los demás sectores. Por eso en actividades como comercio, transporte, y otros servicios, el empleo crece más con menos inversión, y viceversa en sectores como industria y minería. Pero la productividad y el crecimiento del empleo determinan que a largo plazo los precios y los salarios crezcan más rápido en los servicios y en otros sectores que no comercializan internacionalmente su producción, lo cual se intensifica con el efecto de las remesas, pues estos ingresos se gastan principalmente en los bienes y servicios de estos sectores. Como los precios relativos favorecen a los sectores no comercializables, no debe causar extrañeza que los mismos crezcan más rápido que los demás. La única forma de revertir esta situación de precios relativos internos es mediante una devaluación del tipo de cambio nominal más allá de su nivel de equilibrio. Pero asumir que solamente la devaluación excesiva producirá un “modelo” basado en la demanda externa, que creará más crecimiento y empleo, es muy arriesgado.

Tercer Tiro

La devaluación excesiva favorecería a los sectores que exportan y sustituyen importaciones. Pero carece de rigurosidad el planteamiento de que es el efecto de las remesas lo que impide dicha devaluación, y que pudiera ser conveniente que el Banco Central anule el mismo mediante la compra de dólares y la acumulación de reservas. La pobreza analítica de dicho planteamiento queda develada cuando se consideran sus efectos en la inflación o en el déficit cuasi fiscal. Anular el efecto de las remesas implicaría comprar cerca de tres mil millones de dólares anuales. Pero como cuando el Banco Central compra dólares tiene que emitir pesos, se tendría que tolerar el efecto inflacionario que dicha emisión provocaría, o de lo contrario habría que emitir más certificados para recoger el exceso de dinero, lo que entonces aumentaría el déficit cuasi fiscal. No se pueden esquivar los efectos de la productividad y las remesas, como tampoco se puede afirmar que la sola devaluación excesiva garantizaría más crecimiento y más creación de empleos.

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