En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Todo cambia, y el pensamiento y la previsión humana lo hacen en función de los nuevos acontecimientos. Por eso el FMI ha cambiado y revisado hacia arriba su pronóstico de crecimiento de la economía dominicana. El organismo financiero internacional repite lo que otras veces ha dicho el Banco Central: la inflación subyacente (la que excluye los combustibles y algunos alimentos) sigue por debajo del tres por ciento, y eso le mantiene abierto el espacio a la política de estímulo monetario que aplica la institución. Por eso se puede  esperar que el crédito bancario al sector privado continúe expandiéndose a un ritmo saludable. La economía dominicana es pequeña y abierta, y por ende, vulnerable a los cambios en las condiciones externas. Pero si las mismas se mantienen favorables, y si el gasto público (tal y como está previsto en el mismo Programa con el FMI) se ajusta para fortalecer la posición y la sostenibilidad fiscal, entonces podría esperarse que se mantenga el crecimiento saludable del crédito, verificándose así que hay cambios positivos que se pueden mantener por  mucho tiempo.

Segundo Tiro

Parece que las actuales condiciones monetarias y cambiarias representan un robusto y sólido pivote a las expectativas que sobre la economía mantienen los consumidores e inversionistas locales, las cuales permanecen sin cambios. Si el nivel adecuado de la tasa de interés nominal de corto plazo se evalúa en función del crecimiento y la inflación, entonces hay muchos indicios de que las tasas de interés están cerca o ligeramente por debajo del nivel en que deberían estar, y podrían mantener esta condición mientras el PIB no llegue al nivel potencial, evitando así un sobrecalentamiento inflacionario. El ligero movimiento de la tasa de cambio ha respondido al diferencial de la inflación subyacente, y las evidencias empíricas muestran que no hay una diferencia significativa entre el tipo de cambio nominal actual y el que correspondería al tipo de cambio real de equilibrio de largo plazo. Por estas razones hay que asumir como racionales las expectativas de alto crecimiento y estabilidad cambiaria que mantienen los agentes locales, las que no deberían cambiar mientras no cambien los factores que la sustentan.

Tercer Tiro

También cambian las opiniones sobre la economía, y parece que algunas asociaciones empresariales mantienen infundadas preocupaciones por la situación fiscal. Muchos son los factores que incidirían en los riesgos de insostenibilidad fiscal, los cuales podrían estar siendo sobreestimados por algunos dirigentes empresariales. El peso de los vencimientos de corto plazo en la deuda pública total tiene relación con la proporción de los ingresos fiscales que se destina a la amortización de la misma. Pero así como hay algunos analistas que no entienden que el resultado presupuestario se mide por lo devengado y en función de los cambios de los activos y pasivos del sector público no financiero, así también hay algunos empresarios que no toman en cuenta que el crecimiento del mercado de títulos de deuda pública permitiría refinanciar fácilmente los vencimientos de corto plazo. La deuda pública cambia, pero también cambia el Ingreso, y como si fuera en relatividad, el cambio de una variable siempre se mide con relación a la otra. Aunque todo cambia, en macroeconomía todavía no ha cambiado la forma de medir el cambio en la sostenibilidad fiscal.

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