En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
El análisis de las propuestas que buscan compensar  el aumento no esperado en el déficit fiscal debería partir de una proyección  del escenario que se produciría si se permitiera el aumento de dicho déficit. Se trata de un aumento “exógeno” del déficit, producido por  el incremento en el precio del petróleo, y por la reducción de los ingresos tributarios presupuestados. Solo el aumento del subsidio eléctrico en 350 millones de dólares y la reducción registrada en los ingresos presupuestados podrían producir un importante aumento del déficit, alejándolo significativamente de la meta fiscal de un 1.6% del PIB. Si este aumento no esperado en el déficit no es cubierto, se haría muy difícil la aprobación de la quinta y sexta revisión del acuerdo con el FMI, lo que a su vez dificultaría realizar los desembolsos de préstamos de organismos internacionales, que al estar también presupuestados, agravaría la situación deficitaria de las finanzas públicas. Pero habría más: la percepción de aumento del déficit fiscal y la no aprobación de las revisiones del programa con el FMI aumentarían las expectativas inflacionarias y devaluatorias.

Segundo Tiro

Debería ser aceptado sin discusión que la reducción de exenciones fiscales y la imposición de gravámenes a actividades  desgravadas disminuyen el gasto fiscal y aumentan la equidad tributaria. El aumento de un 8% de la tarifa eléctrica y el impuesto del 1% a los activos financieros merecen discusiones y análisis especiales. La tarifa eléctrica afecta a los hogares, a las empresas e instituciones públicas, a las empresas privadas y a las empresas eléctricas deficitarias. Lo fundamental es el déficit de las empresas eléctricas. Los datos disponibles sugieren que los ingresos no aumentan en la misma proporción que el aumento de la tarifa. Pero si la eficiencia en facturación y cobros mejora o se mantiene, el déficit por lo menos se reduciría. La magnitud de su reducción depende mucho de la disposición de los hogares a pagar una factura más alta. El mismo planteamiento podría hacerse con respecto a las empresas privadas. Hogares y empresas deben aceptar y asimilar el mecanismo de ajuste a través de los precios. También el sector público registrará un aumento de sus gastos, pues nadie puede escaparse de los efectos del choque externo.

Tercer Tiro

Quizás la más controversial de las medidas sea el impuesto del 1% a los activos financieros. El punto a discutir es el impacto de dicha medida en las tasas de interés activas. Los deudores del sistema deben saber que dicho impuesto no aumenta el costo de los depósitos. El margen de la intermediación no cambia, aunque aumenta el costo de la misma. El intermediario podría decidir traspasar a las tasas activas sus mayores costos, pero solo del activo representado por la cartera de crédito, pues no es posible hacerlo con las inversiones y el efectivo. El costo del impuesto al efectivo y a las inversiones no debería incrementar las tasas activas, y podría ser que tampoco lo haga el impuesto a la cartera de crédito, si el intermediario decidiera no traspasar su costo. Si el costo de los depósitos no aumenta, quizás la competencia y la disposición a reducir marginalmente la rentabilidad sea lo que determine si el costo se traspasa total o parcialmente a la tasa de los préstamos.

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