En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Como Jacob y Esaú, que fueron pecadores por comisión y omisión, así también los economistas y dirigentes políticos que buscan desprestigiar la política macro-económica pecan por comisión cuando mienten sobre la verdadera magnitud del déficit fiscal, y triplemente por omisión cuando no se refieren a las causas que provocó el monto real del mismo, ni a las consecuencias que habría tenido el no ejecutar el volumen de gasto correspondiente al verdadero déficit, ni a la capacidad tributaria para tolerarlo. Es claro que el efecto final de la crisis fue un menor dinamismo de la inversión privada y de las exportaciones, y que el costo de no compensar esos efectos a través de un aumento del gasto público hubiese sido un nivel de empleo menor al observado. El pecado por omisión es todavía mayor, pues los tergiversadores nunca se refieren al hecho de que el verdadero déficit es consistente con la trayectoria esperada en los indicadores de sostenibilidad de la deuda pública. En su discurso, lo omitido, que no se ve, es más importante que lo cometido, que sí se ve. 

Segundo Tiro

Como ya ha sido dicho, ahora lo importante es tratar de saber si una reducción del gasto público afectaría o dejaría inalterado el robusto proceso de crecimiento que se observa, pues un posible cambio en la posición de la política monetaria tomaría muy en cuenta este resultado. Pero para determinar ese impacto habría que previamente responder a una pregunta que los embaucadores por comisión no se plantean: ¿Está sobrecalentada la economía? Y si la respuesta es afirmativa, ¿Fue el gasto público el que le subió la temperatura? El sobrecalentamiento solo es posible si y solamente si el gasto total excede al ingreso que puede producir la economía. Si no se puede determinar directamente cuál es el ingreso que puede producir la economía, y si la inflación no es un indicador infalible de que el mismo es menor que el gasto, hay que recurrir al dato del desempleo como medida indirecta. Y a diferencia de los actores, los datos del desempleo y los demás indicadores del impacto del crecimiento, no se pueden disfrazar.

Tercer Tiro

Todos los caminos conducen a una importantísima pregunta: ¿Está el desempleo en su nivel más bajo posible? La respuesta de los datos, no sujeta a la mentira pecaminosa, es negativa. La inversión privada financiada con ahorro doméstico es un camino que conduce a mayores reducciones del desempleo. Pero la sostenibilidad del crecimiento se enfrenta al requerimiento de un cambio en la fuente de financiamiento del déficit del Gobierno Central, pues más crecimiento requiere de más importaciones, y como el déficit de inversión de las empresas se financia en moneda nacional, es el déficit del Gobierno el que demanda más financiamiento en moneda extranjera. Puede que aumentar el financiamiento externo del déficit del Gobierno sea tan importante como recortar otros gastos para financiar el mayor subsidio eléctrico. El análisis económico más elemental dice que esta decisión no debería ser objeto de la crítica engañosa, y si lo fuera, hay que recordar que los calumniadores de hoy son los mismos que cometieron el pecado original que desató la crisis de ayer. 

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