En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Como las edificaciones, que se diseñan  y construyen para que resistan choques de grandes fuerzas, así también la política macro-económica debe ser diseñada y aplicada tomando en cuenta la capacidad de la economía para resistir los embates de los impactos externos negativos.

El aumento en los precios del petróleo y la perseverancia de los efectos de la crisis internacional sobre las exportaciones de bienes y servicios reducirían el ingreso en moneda extranjera y su capacidad de compra de los productos y servicios importados, lo que se traduciría en una reducción del ritmo de crecimiento de la economía, cuya magnitud e intensidad dependerán de su duración.

Pero si la fuerza de la aceleración aplicada por la política macro-económica no es contrarrestada por las fuerzas del choque externo negativo, entonces los resultados positivos del crecimiento continuarían vigentes. Los estímulos fiscal y monetario han permitido edificar sobre roca.

Segundo Tiro

Los tiempos de  vacas flacas se enfrentan con los ahorros de los tiempos de vacas gordas, pero cuando estos son insuficientes, entonces es necesario reducir el consumo y/o la inversión presente.

 No se puede esperar que se reduzca el consumo del sector privado, pues eso equivale a una reducción de su bienestar.

Pero está previsto que en el resto del año el Gobierno mejore sus ingresos y reduzca sus gastos. Siempre será más fácil para el Gobierno reducir la inversión (gasto de capital) que su consumo (gasto corriente). También hay que tener en cuenta que la inversión privada reacciona a la baja con un cambio en la tasa de interés y en las expectativas de crecimiento de sus ventas. Una reducción importante de la inversión pública y privada no solamente sería una vía dolorosa para llegar al objetivo de una menor demanda agregada, pero hay que tener bien pendiente que uno de los objetivos de la política macro-económica es mantener alejados los tiempos de las vacas flacas. 

Tercer Tiro

Las reservas internacionales y el crecimiento acumulado no son panes y peces que se pueden multiplicar, pero sí son resultados de políticas macro-económicas que han perseguido la estabilidad cambiaria y el alto crecimiento. Las reservas internacionales son herencia de los tiempos de abundantes entradas de capital público y privado, y son también el recurso que asegura que los impactos de la crisis internacional no producirá la inflación que empobrece.

Pero no todo el impacto de la crisis puede ser absorbido por las reservas internacionales, como tampoco todo el ajuste debe darse por la vía de una reducción de la inversión, pues mientras aquellas representan el ahorro acumulado en forma de liquidez, ésta lo representa en forma de mayor capacidad de producción. Y por eso la tasa de cambio y la tasa de interés deberían moverse evitando que una insuficiencia de inversión produzca bajo crecimiento y desempleo, y borre las posibilidades de que también los pobres recojan los frutos de los tiempos de las vacas gordas.

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