En la Diana

En la Diana

ROLANDO REYES
Primer Tiro
El subsidio a la electricidad fuera menor si las empresas distribuidoras cobraran y facturaran todo lo que compran a los generadores. La existencia del subsidio no incentiva a aumentar los índices de facturación y cobros, pues es más fácil pasar factura al Gobierno que salir a cobrar a los usuarios del servicio.

La ineficacia del cobro es pagada por el Gobierno. Es por esa razón que los planes vigentes y el Programa con el FMI contemplan un aumento sostenido en el Índice de Recuperación de Efectivo del negocio de la distribución. Pero para un valor dado de dicho Índice, un aumento de los costos de producción, producido por aumentos de los precios de los combustibles y cubierto por el Gobierno, produce un aumento del subsidio que no tiene vinculación con la ineficiencia del negocio de distribución de electricidad. Aumentar dicha eficiencia es una condición necesaria pero no suficiente para disminuir el monto del subsidio a la electricidad.

Segundo Tiro

Aumentar el precio de la electricidad aumenta el grado de dificultad del negocio de la distribución, pues a mayor precio, mayor resistencia a pagar. Pero el mecanismo del subsidio debería ser parecido al del GLP, en el que el monto del mismo es una cantidad fija por galón de ese combustible. Fijar el monto del subsidio debería ser el primer paso en el proceso de desmonte del mismo.

Si los cambios a la Ley General de Electricidad van a aumentar la disposición al pago de los usuarios, se debería producir un aumento en la meta del Índice de Recuperación de Efectivo, pues el mismo esfuerzo produciría mayores cobros. Una de las grandes deficiencias del Plan para aumentar los cobros es que el mismo no contempla ninguna sanción a las distribuidoras por incumplimiento de las metas. Pero el plan tiene que ser consistente, pues usted no puede aumentar la producción de un servicio cuyo subsidio es creciente, y al mismo tiempo pretender aumentar los cobros por consumo del mismo y alcanzar el equilibrio financiero. 

Tercer Tiro

El impacto en la competitividad de la economía y en los resultados presupuestarios del Gobierno, son las dos dimensiones macro-económicas del problema eléctrico. El primero es estructural y no depende de una voluntad política. El segundo es coyuntural y está atado a la decisión del subsidio. Tener tarifas similares a las de otros países competidores no es solamente un asunto de producir a menores costos como creen muchos. Se requiere también que el negocio eléctrico se mantenga en equilibrio financiero, pues los subsidios son una distorsión y una amenaza a la sostenibilidad fiscal y la estabilidad macro-económica. La depreciación de la tasa de cambio es el principal enemigo de los costos de producción y de los cobros de la electricidad. La permanencia de la estabilidad cambiaria garantiza el control de los costos de la generación eléctrica, lo que permitiría seguir aumentando los cobros. Mientras tanto, el FMI también lo recomendó a los países emergentes: el control  fiscal debe ser el atenuante de los impactos de la crisis internacional.

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