En la Diana

En la Diana

ROLANDO REYES
Primer Tiro

Los analistas están muy atentos al rendimiento y a la gran estabilidad que exhibe el precio de cada uno de los cuatro bonos soberanos dominicanos que circulan en los mercados financieros internacionales. El costo de refinanciar hoy la deuda de dichos bonos es menor que el promedio de todos los países latinoamericanos.

El costo medio de la deuda privada dominicana que también circula en esos mercados es de solo 250 puntos básicos mayor al costo de la deuda soberana del Gobierno. Varios bancos de inversión extranjeros están aumentando sus inversiones en la economía dominicana y sus compras de activos denominados en pesos dominicanos. Todo lo anterior sugiere que los mercados estarían esperando una reducción de la tasa de cambio del peso dominicano. Quizás sea conveniente que los dirigentes empresariales (especialmente los del turismo y las zonas francas) registren y den seguimiento a estos indicadores, pues una posible e importante apreciación cambiaria también debería producir preocupación.

Segundo Tiro

Un aumento en la afluencia de capitales es un elemento externo sobre el que el Banco Central no tiene ningún control. Pero son muchos los factores que indican que aumentará el flujo de recursos hacia los mercados emergentes. La disminución de la tasa de interés en el mercado norteamericano y el aumento de la liquidez en dólares se encuentran entre los de mayor importancia. Las razones por las cuales la República Dominicana está de moda (y sería un destino de los flujos de capitales) hay que buscarlas en los fundamentos reales de la economía y en la consistencia y coherencia de la política económica. Todos los datos y estimaciones disponibles (incluyendo la más reciente del FMI) demuestran que el tipo de cambio actual se encuentra en la frontera de la paridad real de equilibrio. Aunque lo más conveniente para la competitividad de las exportaciones sea el mantenimiento del tipo de cambio actual, es necesario tomar en cuenta las posibles fuerzas que lo podrían empujar hacia abajo.

Tercer Tiro

Un aumento temporal en el déficit corriente con el exterior no debe causar ninguna preocupación, pues más de la mitad de dicho aumento es explicado por el aumento de la factura petrolera y por la nueva valoración aduanera, y solo el flujo de inversión extranjera cubre casi la totalidad de dicho déficit. El superávit presupuestario del Gobierno y el tope al endeudamiento externo estarían contribuyendo a amortiguar el impacto del déficit externo. Si la política monetaria mantiene alineada la tasa de interés con los rendimientos de los activos externos, y si continua creciendo la inversión extranjera en los sectores exportadores, entonces se concluye que algunas de las fuerzas que producirían una posible apreciación o reducción de la tasa de cambio estarían asociadas a los fundamentos reales de la balanza de pagos. Si en un régimen de tipo de cambio flexible como el actual los movimientos del mismo producen un balance entre los efectos del déficit corriente y el superávit de capital, entonces la contemplación debería imponerse a la preocupación.

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