ROLANDO REYES
Primer Tiro
A pesar de las turbulencias mundiales, internamente el balance entre inflación y crecimiento sigue luciendo bien equilibrado. El impacto inflacionario del petróleo y la tormenta Noel serían más de una tercera parte de la inflación del año, lo que significa que las variaciones del nivel general de precios vinculadas a la política monetaria y al crecimiento quedarían dentro de lo programado.
Pero aun después de incorporar el efecto de estos factores externos negativos, todos los escenarios proyectados muestran que la inflación quedaría en un solo dígito. Si la política monetaria ha cumplido su misión de mantener la inflación dentro de lo establecido en el Programa Macro-económico, manteniéndose al mismo tiempo el tipo de cambio dentro de los limites de la paridad de equilibrio, habría que esperar que a pesar de los fuertes vientos, las expectativas de baja inflación y equilibrio cambiario se mantengan bien protegidas por el muro del Programa monetario del Banco Central. Las encuestas de expectativas macro-económicas apoyan este enunciado.
Segundo Tiro
Los indicadores de la capacidad de la política monetaria para mantener el control de la inflación se han fortalecido, y éste es uno de los pilares que sustentan las expectativas de estabilidad. La cobertura de las reservas internacionales con respecto a las importaciones, los vencimientos de deuda externa de corto plazo, y a la emisión monetaria es ahora mayor que en cualquier otro período de estabilidad y crecimiento. El plazo promedio de vencimiento de los títulos del Banco Central es casi seis veces mayor que a finales del 2004, y los montos de vencimiento están mejor distribuidos en el tiempo. Uno de los principales indicadores de la mejoría en las expectativas es el crecimiento de la participación de los títulos con vencimiento de dos, dos y medio, tres y cinco años en el total de los títulos emitidos por el Banco Central. Ninguna falacia puede cargar el peso del ancla que mantiene la nave de la estabilidad cambiaria y de precios en puerto firme y seguro.
Tercer Tiro
La política fiscal tiene que seguir haciendo su papel de mantener y fortalecer la posición superavitaria de las finanzas públicas, lo cual es muy deseable para mantener la fortaleza del ancla de las expectativas. No se debería permitir que la política de subsidios socave el edificio del ahorro fiscal. Los subsidios a la electricidad y al gas propano absorben más recursos que los que se trasfieren al Banco Central. Otro subsidio, ahora a los combustibles (de muy difícil aplicación y administración) no es una decisión compatible con la necesidad de fortalecer la posición y la solvencia fiscal, y con que los mercados mantengan las expectativas del equilibrio entre ingresos y gastos del Gobierno, y de que continuará mejorando la sostenibilidad de la deuda pública. No se espera que la política fiscal haga todo el trabajo, pero cuidado con los espejismos. No hay beneficios en aumentar el gasto público en subsidios y tratar de impedir que los precios de los combustibles reflejen el impacto del choque petrolero. Es mucho más rentable facilitar una política monetaria que garantice la estabilidad de precios.