En la Diana

En la Diana

ROLANDO REYES
Primer Tiro

Los principales daños que el huracán petrolero le produce a la economía dominicana son el aumento del déficit corriente con el exterior y el alza de precio que provoca el mayor costo de los combustibles. El mayor monto de las importaciones petroleras podría tener algún impacto negativo en el crecimiento global y local.

Pero como la economía se encuentra todavía en la fase alta del ciclo iniciado a finales del 2004, dado que el déficit es financiable, y que el alza de precios podría no afectar sensiblemente el gasto global de los consumidores, se concluye que el impacto en el crecimiento no tendría porqué ser significativo. Si la política fiscal es capaz de mantener y ampliar el superávit del Gobierno, y si la política monetaria mantiene una tasa de interés real positiva que no desaliente la inversión, entonces los impactos de estos factores externos negativos serán todavía menores. Por eso casi todas las proyecciones de crecimiento están por encima del 6%, y parece que esa es la cifra con que el sector privado está presupuestando para el 2008.

Segundo Tiro

La crisis crediticia en Estados Unidos solo afecta a través de un posible menor crecimiento de esa economía, pero la misma no puede tener impacto directo en la economía dominicana, pues es casi seguro que ninguna institución financiera nacional tenga entre sus activos derivados o títulos respaldados por hipotecas de baja calificación de bancos norteamericanos. Cuando se toman en cuenta los posibles impactos indirectos, se puede llegar a la conclusión que los mismos tampoco tendrían efectos, ya que la economía ha estado y podría seguir inmune a los mismos. Un tipo de cambio de paridad y competitivo, y un diferencial de tasas de interés en línea con los riesgos de los mercados internacionales, son algunos de los antídotos que garantizan la permanencia de dicha inmunización. Se concluye entonces que no existen mezclas de factores externos peligrosos que amenacen la estabilidad macro-económica, y que los vientos de la tormenta financiera norteamericana no necesariamente producirían daños locales.

Tercer Tiro

El 20 del cursante mes (a siete días de que el FMI dijera que «el manejo de la política macro-económica se tornará más complicado, dado el contexto de los altos precios del petróleo y la mayor incertidumbre con respecto al crecimiento mundial»), el costo de los bonos soberanos dominicanos era de 276 puntos básicos mayor que los de Estados Unidos, mientras que el promedio para toda Latinoamérica era de 278, lo que significa que a pesar de la advertencia del FMI y la turbulencia del sector financiero norteamericano, los mercados internacionales no perciben un aumento del riesgo en las condiciones macro-económicas. Si a lo anterior se agrega que el déficit externo corriente sigue siendo financiable, y si la tasa de cambio y la tasa de interés garantizan una paridad y un rendimiento adecuado, entonces se concluye que son cantos de sirenas los anuncios de turbulencias en aguas que están tranquilas. El capitán y la tripulación no los escuchan, y permanecen atentos a las condiciones del tiempo.

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