En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
No se vierte vino nuevo en odre viejo, ni se ejecuta un nuevo programa de consolidación fiscal sobre la base de uno anterior de expansión contracíclica del gasto de inversión pública.  Tampoco se somete el odre a la doble presión de dos cosechas distintas, ni se debería  someter a la economía a la doble restricción fiscal y monetaria, pues entonces el odre reventaría. Pero los frutos de la cosecha de la política monetaria y fiscal contracíclica que demandaba la necesidad de esquivar los efectos negativos de la crisis financiera internacional los han recogido el mismo sector privado que hoy critica el endeudamiento que financió la inversión publica, colocándose en la situación del comensal que se sienta en la mesa sin pagar, y que cuando llega la cuenta se atreve a criticar el monto de lo consumido. El crecimiento del endeudamiento público no fue solamente el costo de la inmunización contra la crisis, sino que también fue una de las semillas que germinó el fruto del alto crecimiento, el mismo que atenuará el impacto contractivo de la consolidación fiscal.

Segundo Tiro

No hay almuerzo gratis, ni vino bueno que no pague el costo del añejamiento, ni crecimiento con estabilidad, y en medio de una crisis internacional, que no pague un costo en términos de reservas internacionales. Aunque el costo de la consolidación fiscal habrá que pagarlo (el próximo año el déficit fiscal del sector público consolidado deberá bajar al 1.6% del PIB), sería un error, y quizás un gran error, concluir que también habrá que pagar el costo del ajuste a través de una sobre depreciación de la tasa de cambio, pues la acomodación a un menor ritmo de crecimiento de la economía mundial se podría producir a través de un menor gasto agregado, sobre todo del que se hace en bienes y servicios importados. Quienes piensan en la sobre depreciación cambiaria como mecanismo de ajuste deberían tomar en cuenta que en lo que resta del año se producirán importantes desembolsos de recursos externos, los que se podrían traducir en aumentos de las reservas internacionales, pues como en los odres, si entra más vino del que sale, la cantidad almacenada tiene que aumentar.

Tercer Tiro

El festejo se pacta al periodo del añejamiento del vino, y la deuda se contrae al plazo que el deudor sabe que puede hacer madurar la inversión realizada con los recursos del préstamo. Por eso, la preocupación por el cambio en el plazo promedio de vencimiento de la deuda pública debería tomar en cuenta el periodo medio requerido por el efecto multiplicador de la inversión pública. Quizás la dinámica temporal del impacto de la inversión pública no ha sido calculada por el Gobierno, pero tampoco por los economistas que son dirigentes políticos, mucho menos por los del sector privado. Lo que uno y otro deberían tener pendiente es que muy probablemente esa será la variable de ajuste a través de la cual se pague el costo de la consolidación fiscal, y entonces los empresarios demandarán un política monetaria acorde coherente con el crecimiento de sus negocios, pues probablemente se resistirán a libar el vino nuevo que podrían significar mayores restricciones monetarias, pues todo el que ha probado del vino añejo, siempre dirá que ese es el mejor.

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