ROLANDO REYES
Primer Tiro
Un experimentado, sensato y bien formado economista yerra tres veces (sorprendiendo a muchos) cuando dice que la balanza de pagos debe ponerse en alerta amarilla. Yerra cuando analiza los resultados de la cuenta corriente de la balanza de pagos en términos absolutos.
Este resultado debe ser evaluado como proporción del PIB y en términos de su sostenibilidad, y no a partir de su signo, pues no necesariamente un superávit o un déficit tienen implicaciones positivas o negativas para la economía. Por ejemplo, en República Dominicana los superávit obtenidos en los años 2003 y 2004 no constituyen una señal de fortaleza de la economía.
En esos años la desaceleración de la actividad económica fue tal que la demanda por bienes importados se redujo drásticamente, reduciendo el consumo y el bienestar de la población. Peor aun, el superávit de la cuenta corriente del 2003 fue acompañado de un importante déficit en el resultado global de balanza de pagos y una caída drástica de las reservas internacionales del Banco Central.
Segundo Tiro
Se yerra nuevamente cuando se sugiere que el déficit de cuenta corriente reportado al primer semestre coloca a la economía en una situación de vulnerabilidad, sin tomar en cuenta la relación positiva que hay entre crecimiento del PIB y dicho déficit, y sin tomar en cuenta que lo importante es su sostenibilidad en el tiempo, y que el mismo sea adecuadamente financiado.
Es natural que un país como la República Dominicana genere un déficit en cuenta corriente, pero es todavía más natural que el mismo se acelere cuando la economía entra en una etapa de franca recuperación después de una crisis, y en un escenario de precios internacionales de los combustibles sin precedentes en la historia económica mundial. Tampoco se tomó en cuenta que el déficit como proporción del PIB está dentro del promedio histórico, lo que sugiere que no existe un deterioro de la sostenibilidad de la situación externa de la economía.
Tercer Tiro
Se yerra otra vez cuando no se toma en cuenta que el déficit en cuenta corriente viene acompañado de un superávit en el resultado global de la balanza de pagos, lo que mejora la sostenibilidad, pues esa situación permite acumular reservas que pueden ser utilizadas para financiar otro posible déficit en el futuro. Pero nadie puede negar que cuando el déficit es muy elevado y persistente, éste se pueda hacer insostenible, y eventualmente conducir a cualquier país a un problema de pagos externos. Pero es un yerro mayúsculo creer que la economía dominicana se encuentra por lo menos cercana a esa situación. Adicionalmente, los déficit excesivos pueden ser preocupantes cuando son el resultado de grandes déficit fiscales, como fue el caso en el 2003 y en el 2004. Pero en la actualidad el gobierno está generando un importante ahorro (superávit) fiscal, la economía sigue creciendo y las reservas han crecido a un nivel sin precedentes. Es por eso que podemos decir que nunca antes un déficit en cuenta corriente había sido tan menos preocupante como ahora.