En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Como el peso de los cuerpos, que es una función de su masa y de la distancia a que se encuentren de la tierra, así también el peso de la deuda es una función del exceso de gasto con respecto al ingreso, y de las condiciones financieras en que se contrae la misma. Igual que el efecto de las fuerzas gravitatorias, las restricciones presupuestarias agregadas siempre tienen que cumplirse: el gasto solo puede exceder al ingreso en el monto de la deuda desembolsada. La deuda de hoy es exceso de gasto de ayer, y hay que tener claro que si el gasto del periodo actual (incluyendo los intereses de la deuda del periodo anterior) es mayor que el ingreso de ese periodo, la deuda aumentará en un monto exactamente igual a la diferencia. Como el pecado original, el peso de la deuda se hereda generación tras generación, y periodo tras periodo. La reducción de su peso empieza cuando se genera un superávit mayor que el pago de los intereses, el cual puede ser aplicado a reducir su volumen.

Segundo Tiro

No se puede determinar cuáles excesos de gastos de ayer dieron origen a la deuda de hoy, pues algunos de ellos son socialmente inevitables (como un mínimo de subsidio a la tarifa eléctrica), o los imprescindibles para la estabilidad macro-económica, el más preciado de todos los bienes públicos. Igual evaluación merecerían los destinados a la construcción de un mínimo de crecimiento del capital en infraestructura, o a las capacidades humanas asociadas a los objetivos del milenio. Si se quiere reducir el peso de la deuda pública, hay que evitar el volumen de algunos gastos, pues dado el ingreso, gastar más en una partida significa gastar menos en otra. Sin tomar en cuenta el cuasi invaluable criterio de la eficiencia del gasto público, es obvio que con menos subsidio eléctrico, o con menos costos del pecado original representado por el rescate bancario, o con menos inversión en infraestructura, se hubiese podido gastar más en alcanzar los objetivos del milenio.

Tercer Tiro

Como las colisiones de los cuerpos, que producen una reducción de sus respectivas masas, así también los choques macro-económicos negativos (internos o externos) reducen el ingreso disponible, y al igual que sucede en la naturaleza, el efecto final es una reducción del ritmo al cual se mueve el conjunto del cuerpo económico. Sin el exagerado subsidio a la tarifa eléctrica, y sin el sobre peso de la deuda del rescate bancario, la gravitación de la deuda fuera menor, o los objetivos del milenio estuvieran más cerca. Pero es esa gravitación de la deuda pública, y no la composición del gasto, lo que se relaciona con la sostenibilidad fiscal. Aunque el peso de la misma esté influenciado por la cercanía de los vencimientos, la probabilidad de una crisis de insostenibilidad siempre será una función la demanda de los títulos de la deuda de la deuda pública y de la tasa de interés que hay que pagar por ellos. Las últimas subastas de títulos del Ministerio de Hacienda, y los márgenes a que se están comercializando los bonos soberanos, demuestran que aunque la carga de la deuda es pesada, todavía los mercados creen en la fortaleza del cuerpo que la sostiene.

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