En la Diana

En la Diana

ROLANDO REYES
PRIMER TIRO

A pesar de las actuales turbulencias en los mercados financieros internacionales, los altos precios del petróleo, y el posible debilitamiento del crecimiento en Norteamérica, los riesgos macroeconómicos locales parecen estar bien balanceados.

La fuerte y reciente expansión del crédito bancario tiene un sólido fundamento real en el crecimiento del consumo y la construcción de viviendas, y en el robusto crecimiento del PIB del 7.9% registrado durante el segundo trimestre del año en curso. Los precios de los combustibles no parecen inflamar la llama de la inflación, pues su impacto es parcialmente contenido por la estabilidad cambiaria y el crecimiento de la producción. El rendimiento de los activos locales mantiene un diferencial que parece estar alineado con el superávit de la balanza de pagos y los niveles de inversión requeridos para lograr que el crecimiento sea más sostenible en el tiempo.

SEGUNDO TIRO

Ya no se invoca al fantasma de alta concentración de vencimientos de certificados del Banco Central, pues la institución emisora ha logrado reducir de manera drástica el riesgo de renovación de sus títulos y sus costos. Los precios de los bonos soberanos del país muestran la alta valoración que de los mismos hacen los inversionistas extranjeros, y si los mismos fluctúan con el de otros mercados emergentes, se cometería un error al atribuir una reducción de éstos a un deterioro de la percepción de riesgo de la economía dominicana. Parece que a los mercados locales y extranjeros tampoco les asusta la discusión relacionada con el futuro del acuerdo con el FMI, pues más bien valoran la situación actual de vigencia del mismo. Lo que todo parece indicar es que las expectativas están muy centradas en los fundamentos reales, y que los mercados están más pendientes que nunca del grado de control de las variables monetarias y fiscales, y saben que mientras se mantenga dicho control, los riesgos de desequilibrios reales son muy bajos.

TERCER TIRO

Las reservas internacionales brutas cubren más del 85% de la emisión monetaria, y el superávit del sector público no financiero ha mejorado la sostenibilidad de toda la deuda pública. Los fondos de inversión internacionales con posiciones de títulos de mercados emergentes saben que el rendimiento de sus portafolios siempre estará alineado con los riesgos de los emisores de tales títulos, y la actual crisis de los préstamos inmobiliarios no tiene nada que ver con la calificación crediticia o riesgo país de dichos mercados. Si la crisis de los préstamos a la vivienda en Estados Unidos termina con pérdida para los fondos especulativos que no respetaron la relación entre riesgo y rendimiento, si la política monetaria local continua equilibrando la cantidad de dinero con la evolución de los fundamentos reales, si la política fiscal sigue siendo superavitaria y mejorando la solvencia y la sostenibilidad financiera de todo el sector público, entonces quizás se pueda decir que nuevamente se equivocan quienes otra vez están viendo en la situación actual la puerta de entrada al infierno, o el inicio de la carrera de los jinetes del Apocalipsis.

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