En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Sin ser divina, la política monetaria también se expresa en tres formas diferentes: mantenimiento de bajas tasas de interés, control de la inflación, y estabilidad relativa de la tasa de cambio. Una sola causa que produce tres efectos distintos. Para obtener esos resultados ha tenido que tomar muy en cuenta y coordinar sus acciones con las de la política fiscal, la que como demostró el documento elaborado por el Banco Central, también ha alcanzado resultados trinitarios: relación de deuda pública a PIB sostenible, déficit fiscal financiable y elevado coeficiente de inversión pública. Pero como no hay almuerzo gratis, el costo de tener que utilizar el gasto público como instrumento anti cíclico es el aumento del déficit fiscal y de la deuda del Sector Público no Financiero. Y a pesar de las altas tasas de crecimiento del PIB que producen los estímulos fiscal y monetario, el déficit corriente con el exterior se encuentra completamente financiado a través de la cuenta de capital y el uso prudente de las reservas internacionales.

Segundo Tiro

El gasto público es el más adecuado y eficiente instrumento que se puede utilizar para contrarrestar los efectos recesivos que la crisis internacional produce en una economía como la dominicana, los cuales se traducen en una reducción del gasto de los extranjeros en la compra de las exportaciones domésticas.  Devaluar la moneda nacional no puede ser un instrumento anti cíclico en las circunstancias actuales, pues la demanda externa está deprimida y en el corto plazo las exportaciones no responderían al tipo de cambio.  Por eso sorprende que algunos economistas y analistas, con vínculos actuales o pasados con una izquierda que en la actualidad no existe, rechacen el uso de los instrumentos fiscales y planteen la alternativa de la devaluación.  Si las exportaciones no aumentan, una devaluación mejoraría el saldo corriente con el exterior, pero a través de un aumento del ahorro y un deterioro en la distribución del ingreso, pues el aumento en el precio de artículos para asalariados que produciría la devaluación reduciría los salarios y aumentaría las ganancias, parte de las cuales serían ahorradas por los empresarios.

Tercer Tiro

Una devaluación nominal muy cercana a la inflación indica que la tasa de cambio de paridad de precios de equilibrios por lo menos se mantiene constante, lo que demostraría que en el peor caso la competitividad cambiaria de las exportaciones se mantiene constante.  La evolución reciente de los precios equivalentes de paridad internacional estaría indicando que la tasa de cambio se ha movido con el diferencial de inflación del resto del mundo.  Pero los generadores de divisas deben estar muy atentos, pues la gran liquidez internacional está inundando los mercados emergentes de la región, y si las tasas de interés en pesos compensan las expectativas de devaluación que puedan tener los inversionistas extranjeros, entonces parte de ese torrente de divisas entraría al país. La tasa de cambio es flexible, y la política cambiaria permite que la misma se adapte a los cambios en los fundamentos reales. Las perspectivas de un fortalecimiento de los fundamentos de la estabilidad cambiaria son cada vez más evidentes.

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