En la Diana

En la Diana

Primer Tiro
Salario, productividad y competitividad pueden formar una Trinidad: tres variables distintas, pero una sola relación causa-efecto. Si no se manejan con esta visión, se corre el riesgo de caer en el círculo vicioso de la inflación, el déficit y el desempleo. Eso puede ocurrir en una economía pequeña en la que el gasto sea mayor que el ingreso. La misma presentará déficit corriente con el exterior y algún nivel de inflación. Muchos economistas y bancos centrales son partidarios de estimular el gasto interno y aceptar    una tasa de inflación baja, pues es una forma de mantener controladas las posibilidades de una perniciosa deflación. Los salarios deberían crecer al ritmo que la inflación, pues si crecen más aceleradamente, los costos de producción de las empresas aumentan y disminuye la competitividad. Pero si la productividad aumenta los costos unitarios bajan, y los salarios podrían crecer más que la inflación sin perjudicar la competitividad. Los datos disponibles indican que el salario promedio ha estado creciendo a un ritmo por lo menos igual a la inflación, y que su poder de compra se compara favorablemente con el promedio regional.

Segundo Tiro

El tipo de cambio que asegura el equilibrio interno y externo puede ser el mismo tipo de cambio que mantiene la competitividad de las exportaciones y el control de la inflación, pues hay que tener en cuenta que la competitividad no solamente se erosiona cuando los salarios crecen más que la productividad, sino también cuando la inflación aumenta los costos no salariales de las empresas. Pero la economía puede ser sometida a presiones inflacionarias provenientes del exterior o de factores estacionales internos, los que no tienen relación con la demanda interna ni con el nivel medio de los salarios. Si un componente significativo de estos efectos es permanente, la política monetaria reaccionaría para ajustar el nivel de gasto interno y asegurar que la inflación se mantenga dentro del rango de lo previsto en el Programa Macroeconómico. Una inflación baja es el aporte de la política macroeconómica a la estabilidad del poder de compra de los trabajadores. Las negociaciones salariales salen del ámbito de la política monetaria, pero la efectividad de la misma en el control de la inflación es un asunto que no puede estar en discusión.

Tercer Tiro

La efectividad y productividad del trabajador dependen en gran medida de la estabilidad macroeconómica, pues las decisiones de inversiones en capital físico y humano están condicionadas por ésta. El último elemento del análisis de consistencia del efecto Trinitario  es la competitividad, la cual sí está directamente vinculada a la evolución del tipo de cambio y al déficit corriente con el exterior. Pero los precios internos de los bienes que se exportan e importan dependen también del tipo de cambio. Si éste sube más de lo debido, la inflación se acelerará y se demandarán aumentos salariales, aumentando los costos y provocando nuevas alzas de precios. Pero el mismo efecto podría producirse si los salarios suben más que la suma de la inflación y la productividad. Aunque la inflación y la competitividad entran en el ámbito de la política monetaria del Banco Central, todo indica que es a los empresarios y trabajadores a quienes les corresponde asegurar que el salario forme la unificación Trinitaria con la inflación y la productividad.

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