En la Diana
Una devaluación real podría producir una inercia devaluatoria

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Primer Tiro
Tres razones por las cuales las preocupaciones sobre los eventuales escenarios de  la economía mundial y las posibilidades de financiar el déficit  corriente con el exterior puede que sean muy exageradas: 1) dados los precios actuales del petróleo y sus proyecciones, un país importador de dicho producto, y en el que el valor de las mismas es el principal renglón de sus importaciones totales de bienes, tiene ahora perspectivas internacionales mucho más favorables que las del año pasado.

2) el déficit corriente con el exterior de 9.6% del PIB del año pasado fue financiado sin mucha dificultad. La proyección de ese déficit para el cursante año es menor al del año pasado en cerca de un tercio. 3) el financiamiento proyectado del déficit ha tomado en cuenta los escenarios de las perspectivas económicas mundiales, y aunque el entorno internacional todavía es adverso a los flujos de capitales privados, las proyecciones de inversión extranjera están fundamentadas en datos ofrecidos por los mismos gerentes de empresas y proyectos de inversión extranjera. Si se capeó la tormenta, no hay porqué temerle al chubasco.

Segundo Tiro

Una devaluación mayor que la se corresponde con la evolución de los fundamentos reales de la economía, con el simple propósito de aumentar las posibilidades de financiamiento del déficit externo, es improcedente por cuatro razones fundamentales: 1) parte del déficit es explicado por un choque externo temporal, el cual desaparecería cuando la economía mundial recupere sus niveles normales de crecimiento. Dada esa característica del déficit, lo aconsejable en esas circunstancias es financiarlo.

2) la posibilidad de financiar dicho déficit está demostrada. Las proyecciones indican que inclusive se produciría un superávit en la balanza de pagos. 3) tal y como lo reconoce el mismo FMI, el tipo de cambio está alineado, y en esas circunstancias, una devaluación real estaría contraindicada. 4) una devaluación real podría producir una inercia devaluatoria a través del aumento permanente de la inflación, los costos de producción y el gasto público. Un remedio muy malo, o una sal más cara que el chivo. 

Tercer Tiro

Dos razones por las cuales promover una devaluación que coloque al tipo de cambio nominal por encima del que corresponde a su nivel de equilibrio sería una política contradictoria e inconsistente temporalmente: 1) en una situación en las que están cayendo las tasas de interés de los activos financieros domésticos  a un ritmo menor que las de los internacionales, la teoría de la paridad de las tasas de interés predice una caída del tipo de cambio. Por tanto, promover la devaluación iría en contra de las fuerzas que determinan el equilibrio internacional en el mercado de activos financieros.

2) no hay evidencias empíricas robustas que demuestren que una devaluación disminuiría las importaciones y aumentaría las exportaciones. Existen razones más que suficientes para esperar que los impactos en la balanza comercial de una devaluación real no son muy significativos a corto plazo. En la situación actual, el turismo y las zonas francas son más inelásticos al tipo de cambio. Por tanto, promover un mecanismo de ajuste que funciona a largo plazo para un problema de corto plazo es poner los bueyes delante de la carreta.

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