En la Escuela Nacional de Artes Visuales

En la Escuela Nacional de Artes Visuales

La noche del pasado jueves 15 de noviembre se ha consumado en Santo Domingo un hecho  insólito e inevitable. Y es que la efectividad de la excelente exposición de obras gráficas del gran maestro vasco Martín Simón, en la Sala Jaime Colson de la Escuela Nacional de  Artes Visuales (ENAV), resulta algo así como la “aparición” del Unicornio o la “Quimera del Oro” en la “Ciudad del Ozama”. Es decir, un tesoro de imágenes y joyas estéticas tan ardiente, fantasmático y significativo que muy bien podría operar y trascender en la confrontación reflexiva como acontecimiento radicalmente profético y esplendoroso.

En efecto, la muestra titulada “La magia del intaglio de Martín Simón”, compuesta por veinte trabajos, entre aguafuertes y serigrafías, realizados entre 1969 y 2009, constituye un importante extracto de obras en las cuales se aprecia de inmediato la poderosa convicción estética, la profundidad de su compenetración existencial con los elementos esenciales del hecho plástico, el admirable dominio del medio y de la técnica del grabado en metal, así como la confirmación de la condición de Martín Simón en la actualidad como artista de primera línea a nivel global.

Pintor, dibujante, gran maestro del grabado, escultor, poeta, artista consagrado y reconocido por críticos, curadores, galerías, museos e  instituciones culturales de primer orden en España y América, Martín Simón  es un artista cuya obra, personalidad y trayectoria se nos revelan inteligentes, profundas, intensas, retadoras y fascinante. Su fructífera y dilatada actividad creadora, su obra pictórica y escultórica y la distintiva eticidad de su práctica simbólica, traslucen uno de los procesos más singulares de vitalidad, búsqueda, ruptura y libertad creativas durante el último medio siglo.

De ahí que su presencia en Santo Domingo haya que registrarla como auténtico milagro, como una oportunidad de oro para los estudiantes, artistas y educadores, interesados en profundizar en el conocimiento de las tecnologías, el misterio y la magia de lo estético. Pero resulta definitivamente imposible “edificar” en esta apretada síntesis  sobre la amplitud del trayecto, sobre  la multiplicidad de signo y significados; sobre los altos niveles de artisticidad o riqueza plástica de  su obra y sobre la misma “especialidad” de las devastaciones existenciales que vitalizan su deslumbrante universo simbólico.

Sin embargo, el intenso itinerario, la energética personalidad y la fascinante experiencia estética de Martín Simón han sido valoradas justamente por pensadores y especialistas del arte moderno occidental, tales como Camón Aznar, Juan Manuel Bonet, Mario Antolín Paz, Natxo Artundo, Javier Cano, Antonio Franco Domínguez, Carmen Torres, Amando de Miguel y Mario Angel Marrodán, autor de libros como “La escultura vasca”, “Maestros de la pintura vasca” y “Diccionario de pintores vascos” (5 tomos).

Precisamente, en su libro titulado “Tres épocas fundamentales”, M. A. Marrodán, miembro de las asociaciones Española, Madrileña  e Internacional de Críticos de Arte, nos advierte: “Según mi gusto y entender, si digo de Martín Simón es pintor cuajado, digo poco. Si le llamo escultor no digo otra cosa que es propulsor clarividente de los valores escultóricos. Si le aseguro artista completo, afirmo suficiente. Si prestigioso, le valoro bastante. Si artista excepcional, digo lo que tenía que decir de él. Si formidable, si distinto, si extraordinario, estoy definiendo  su fuerza creativa. Si temperamental, hablo de su humanismo comunicativo. Si le llamo maestro defino su personalidad”…

Y agrega Marrodán que “La trayectoria de Martín Simón, lo mismo que aúna pintura y escultura, unifica enfoques basados en criterios de ser artista experimental de la plástica. En pintura, sin complejos, se vuelve anímico ante una mágica ruptura. En escultura, su pilar fundamental se basa en símbolos. El resultado fructífero de ambas artes se le convierte en una vorágine de compleja creatividad difícilmente superable”…

José de Martín Simón nace en Gata, Cáceres-Extremadura-, España, el 19 de marzo de 1940. En 1943, su familia emigra a Bilbao. Hacia finales de 1947, se trasladan a Navasfria (Salamanca) y nuevamente a Bilbao en 1953.  Conoce al pintor bilbaíno Juan Valenciaga, en cuyo taller trabaja durante un año y quien le anima a inscribirse en la Escuela de  Artes y Oficios de Bilbao. Al siguiente año, abandona las aulas, comienza a exponer paisajes junto a Antonio de la Peña y participa en una exitosa muestra colectiva  de pintores jóvenes en la Galería La Cocina en la Gran Vía de Bilbao.

En 1957, Martín Simón se desvincula definitivamente de las limitaciones académicas y culturales provincianas. A los 17 años, viaja a Madrid. Frecuenta el Museo del Prado. Descubre y estudia a los grandes maestros del Renacimiento italiano y del Barroco español. En 1958, realiza su primer viaje a Italia y estudia especialmente la obra de  Cimabue, Leonardo, Miguel Angel, Paulo Ucello, Bernini, Veronés, Borromini y Modiglani. En 1959, alquila un estudio en la  Via Appia (Roma); se relaciona con los artistas Giancarlo Pagliaccio, Verni y Tamburini. Trabaja  con ellos en sus estudios de Rimini y Palermo. Exhibe exitosamente en galerías de Padova, Verona, Venecia,  Milán y Torino.

En 1960, a través de su amiga Miriam Petacci, Martín Simón trabaja estrechamente con el célebre pintor surrealista italiano Giorgio De Chirico, cuya notable influencia se aprecia en su producción pictórica a partir de la primera mitad de la década de los 70 del siglo XX. En 1964, se traslada a París. Viaja a Suiza, Holanda, Alemania y otros países europeos. Entra en contacto con artistas y galeristas españoles de vanguardia: Merino, Millares, Viola, Oteiza y Juana Mordó. Invitado por el Instituto de Cultura Hispánica de Mendoza, Argentina (1979). Expone  en el Instituto Cultural Hispano-Mejicano (1981).

En 1985, el Ayuntamiento de Villalba le comisiona “El Nenúfar Lúdico”, escultura monumental en bronce, localizada en el Parque de las Bombas. Viaja a Washington, Nueva York y Filadelfia, presenta su libro “Diálogos y silencios” (1993). Junto a Antoni Tapies representa las artes plásticas españolas en el Bodensee Festival de Friedrichshafen, organizado por Alemania,  Austria y Suiza (1997). Exposición Antológica, Palacio de Montehermoso, Vitoria (2001). Artista invitado en la Feria de Salamanca (2003). En el 2005, aparece el libro “Martín Simón: Tres épocas fundamentales”, con textos de Mario Angel Marrodán y Amando de Miguel.

La presencia de la obra gráfica de Martín Simón en la Escuela Nacional de Artes Visuales hay que agradecerla, además de Simón, a la gentileza y colaboración del artista Miguel Valenzuela, director de la ENAV, y del empresario y coleccionista Mario Martínez. La muestra estará abierta a todo el público hasta finales de diciembre.

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