En la Galería Bodden
Tres artistas cubanos emergentes

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Durante más de dos décadas, he tenido la dicha de bregar “en medio de mi isla”. En el mismo centro del remolino de nuestra tormenta sociocultural. Y no es que haya sido admitido en las mesas con manteles baratos y flores de plástico que ciertos doctos, patricios, burócratas y tribunos de la triste palabra se adjudican  “para uso oficial solamente” en los confines de la “Cafetería el Conde”, antiguamente célebre “oficina” de la extremaizquierda,  de la metapoesía y hoy también “reputeado” palacio de la esquizofrenia, “frente a frente” a  la misma Catedral Primada de América.

La justificación se suscribe a partir de un milagro: mi apuesta instintivamente dialógica en favor de la acción; en pos del “intento non finito” como práctica poética y cognitiva, aunque ciertas efigies desprevenidas caigan oxidadas por su propio estrés y otras tantas mixtificaciones respecto a mi  inocente “irreverencia” de la ofrenda: el “granito de arena”, la gota de sílice que  cada día  nos reclama el proceso renovador y expansivo de nuestra “realidad artística”.

Estos fragmentos surgen a raíz de un encuentro muy reciente con los galeristas Pedro y Juan Julio Bodden en torno a la necesidad de una estrategia de fortalecimiento y proyección nacional e internacional del arte dominicano contemporáneo.  La intensidad del diálogo se dispara al máximo con la entrada de Ranier Sebelen. Los tres fogueados galeristas consideraron una serie de acciones que podrían incidir efectivamente en una recuperación consistente del mercado del arte y del circuito cultural nacional. Este es un tema complejo, pues uno de los problemas mas grave que enfrenta el desarrollo de un verdadero circuito artístico comercial local es la trágica precariedad  de consciencia  de los sectores “mas avanzados” respecto a la importancia del arte en la construcción identitaria y como expresión del desarrollo cultural y espiritual.

Sin embargo, si la conjunción de vocaciones, capacidades, actitudes, recursos humanos y materiales se pudiera practicar y sostener con mayor nivel de consistencia, organización y efectividad, entonces, estoy seguro, de que la misma cualidad de las propuestas y actividades desarrolladas por cada una de las instancias que inciden(artistas, galeristas, coleccionistas, instituciones), seria la chispa que ciertamente iluminaría la espiral hacia un panorama de nuevas posibilidades y perspectivas.  Cualidad quiere decir  merito, distinción, excelencia. Y, precisamente, esas son tres virtudes que caracterizan a grandes rasgos la trayectoria que Juán Julio Bodden, Tamara Hernández y Pedro Bodden  han venido desarrollando en los últimos 15 años. 

En efecto, la Galería Bodden, localizada en la calle Buen Pastor con Francisco Prats Ramírez, Evaristo Morales, con un espacio relativamente pequeño, muy bien diseñado y distribuido, en el que, sin embargo, durante todo el 2009, los amantes del arte han podido disfrutar la diversidad de contenidos y la calidad de sus exposiciones individuales y colectivas. La más reciente, curada por Pedro Bodden y muy bien instalada por Juan Julio Bodden, en realidad son tres muestras individuales de los  emergentes cubanos Joel Núñez (1973), Nora Cerviño (1974) y Ernesto Capdevila (1970). Son tres artistas cubanos residentes en la ciudad de Miami cuyas propuestas simbólicas se encuentran en proceso, lo cual no impide que en cada una  de ellas podamos advertir tres vocaciones con una rigurosa formación académica, una profunda compenetración existencial con el hecho plástico y una sorprendente capacidad imaginativa.

JOEL NUNEZ

Es graduado de Profesor de Artes Plásticas en el Centro de Superación para la Cultura, en La Habana Cuba. Joel Núñez se concentra fundamentalmente en el aspecto conceptual de la obra bidimensional, aunque en ocasiones sus trabajos pictóricos y dibujísticos nos revelan su atención simultánea hacia lo real, lo fantástico y lo inesperado. La preclara estructura lineal de sus transfiguraciones, sus juegos “críticos” con la línea y el color, las tintas, las manchas y las sombras, disparan la  fuerza expresiva, así como el reflexivo potencial imagético de sus pinturas sobre tela y de sus dibujos sobre papel.

ERNESTO CAPDEVILLA

Realizó estudios en el Instituto de Diseño Industrial de La Habana. Es graduado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro y formó parte del Taller Experimental de Grafica de La Habana. En su universo visual accedemos a un repertorio de escenarios y atmósferas surreales habitados por seres  fictivos en constante transmutación. Sus juegos con lo fantástico y lo imprevisto, además de su énfasis en la rigurosidad de la factura pictórica y la artisticidad del diseño, lo sitúan como exponente singular del penúltimo arte cubano de la posmodernidad.

NORA CERVIÑO

Es egresada del Instituto Superior de Arte y de la Academia de Bellas Artes San Alejandro. En sus recientes pinturas sobre tabla aborda con sutileza y gracia inevitable la imaginería  popular y la tradición mariana en el Caribe Hispano. Más que pinturas, estas obras son especies pequeños retablos, filigranas, objetos e instalaciones de fascinante impacto atractivo, riqueza plástica  y admirable efectividad evocadora. Esto se aprecia de manera elocuente en obras como “Virgen del Cobre”, “Para llegar a ti”, “De la tierra al cielo”, Nuestra Señora de la Altagracia”, “Nuestra Señora de las Mercedes” y “La Virgen del Descanso” (2009).

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