En La Jeringa, un incendio arrancó todo a familias

Hace doce días, un gran incendio redujo a cenizas siete viviendas en el barrio La Jeringa, San Cristóbal, y quedaron a la intemperie familias con sus niños que no tienen donde vivir, qué vestir ni comer.

El sorpresivo fuego abarcó de manera veloz de una casa a otra, el tiempo imposibilitó recoger ajuares. La gente centró sus fuerzas en salvar sus vidas, ayudada por vecinos.

Aún esperan la ayuda de las autoridades para ser reubicados hasta tanto puedan reconstruir sus viviendas. Uno de los casos es el de Merenalda Romero, quien con un año de residir en la zona, perdió su hogar donde vivía junto a su esposo, hija y tres nietas.

Narró la angustia que sintió al ser levantada por el estruendo del incendio en plena madrugada, la hudida le provocó heridas en la cadera a su esposo y tuvieron que brincar las paredes para no morir quemados.

Entre lágrimas, señaló las penurias que pasa ya que al estar damnificados conviven con una vecina y no pueden estar mucho tiempo allí. “Esto ha sido una pesadilla, no se lo deseo a nadie”, expresó.

Otra afectada es Leyvi Carol Wallas. Manifestó el temor que vivió al tener que levantar y sacar sus cuatro niños para lograr salir ilesos del fuego.

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Lamentó como al lugar han acudido autoridades de la provincia con promesas, pero sin resolver. Dijo estar aferrada a las oraciones para poder vivir en dignidad.

Tanto Romero como Walas coincidieron en no poder enviar a sus infantes a las clases ya que perdieron sus utensilios.

“Cuando comenzó el incendio, pasadas las 12:00 de la madrugada, todos los vecinos intentaron apagar las llamas a cubetazos, pero fueron insuficientes los esfuerzos” apuntó Marilenis Jiménez quien agradeció a Dios tener otra oportunidad de vivir.

Rosa María Morillo, quien aún vive las secuelas de la explosión de San Cristóbal, explicó que aún está nerviosa por lo sucedido y que a pesar de que su casa no resultó quemada persiste con grietas, por lo que teme morir aplastada junto a sus niños.