En la misma semana

En la misma semana

La noticia de que la tumba de Juan Bosch fue profanada y que los ladrones se llevaron una estatua simbolizando una gaviota me interesó sobremanera. Esa gaviota que liga a mi padre, Julio Gautreau, con Juan Bosch tiene su historia.

En la primera mitad de la década de 1930, Juan Bosch es apresado bajo la acusación de que conspiraba contra el régimen tiránico de Rafael Leónidas Trujillo Molina. El joven escritor es mantenido en prisión en la Torre del Homenaje, situada en la Fortaleza Ozama, donde guardó prisión, siglos atrás, el Almirante de la Mar Océana Don Cristóbal Colón, antes de ser engrillado y remitido a España, acusado de la comisión de graves delitos.

A Juan Bosch y a mi padre, Julio Gautreau, los unió una amistad de seis o siete décadas, iniciada cuando coincidieron en la cárcel de la Torre del Homenaje, en la primera mitad de la década de 1930.

Bosch estaba preso por la intolerancia política de la tiranía del trujillaje y papá porque vengó el asesinato de su padre al matar al hombre que asesinó a su progenitor, Clodomiro Gautreau Rijo.

Nunca pregunté, ni a Juan Bosch ni a papá, cómo era el régimen carcelario que permitía que presos políticos se mantuvieran junto a presos comunes.

Papá me contaba que también fueron sus compañeros en la prisión, Juan Isidro Jiménez Grullón, Francisco Augusto Lora, Ramón Vila Piola y otros jóvenes de los que participaron en el complot contra Trujillo, a inicios de la década de 1930.

Allí, en el Homenaje, como decía papá, vio llegar a su cuñado Miguel Angel Roca, a quien Trujillo sacó de la Presidencia de la Cámara de Diputados para la cárcel de la Torre del Homenaje bajo la acusación de conspirar contra el régimen tiránico imperante

Al atardecer, un crepúsculo cualquiera, los llamativos giros de una gaviota llamaban la atención de los presos. El ave planeaba, caía, parecía suspendida en el aire, con movimientos gráciles se elevaba y doblaba mientras Bosch la observaba a través de una ventana de la Torre.

El joven poeta toma un trozo de papel y sobre su inmaculado fondo escribe un título “Anhelos” y rasga un texto. Al terminar, le pasa el papel a mi padre y le dice: Gautreau, ponle música a este poema. Así nace la criolla conocida como “La Gaviota”. El robo de la estatua no es extraño en una sociedad donde la inversión de los valores nos fuerza a considerar a las personas por el “tanto tienes, tanto vales”.

Es curioso que en la misma semana que se roban la estatua de la gaviota cercenaran la cabeza del busto de mi padre, en el parque que lleva su nombre en El Seibo.

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