Ya entramos en la recta final de la cercanía de un evento cívico de importancia vital para el futuro. Y es que comenzamos a vivir los 17 días finales de encontrarnos con el futuro para sumergirnos en un evento cívico, que después de 58 años, da la impresión que se trata de una experiencia nueva. Esta vez mas sosegados y un poquito mas racionales y cautelosos.
Y los dominicanos somos muy olvidadizos y se nos olvida que cada cuatro años hemos acudido preocupados y con temor difuso a las mesas electorales para depositar el voto que nos identifica con el candidato de nuestra preferencia. Tal incertidumbre es un arrastre heredado de los 30 años de la dictadura que nos inculcaron los más variados miedos hasta en los tuétanos y al sacudirnos de la tiranía en 1961, los temores quedaron como una rémora adherida a nuestros cuerpos y mentes.
Y ahora ha ocurrido lo mismo y en todas las encuestas se conformó un fenómeno curioso del parecer de los probables votantes acerca de los dirigentes de la oposición que se vieron abrumados por los resultados de las encuestas que todas los colocaban en posiciones muy frágiles frente a la sólida posición del candidato oficialista.
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Pareciera que ya el evento electoral está definido en cuanto a sus resultados en particular en lo que se refiere al nivel presidencial para darle a Luis Abinader una nueva oportunidad de enderezar y corregir las falencias de sus primeros cuatro años para asegurar un lugar cimero bajo la sombrilla de los escasos buenos presidentes que hemos tenido desde 1966.
El panorama para la escogencia del presidente 2024-2028 es estrecho y muy difuso en cuanto a lo que se conoce de los aspirantes de lo que han hecho en el pasado y de lo que quisieran hacer con una nueva oportunidad que lo otorguen de nuevo un pueblo engañado, pero supuestamente mas espabilado que sabría descartar la mala hierba de la buena cosecha para dirigirnos por los próximos cuatro años.
Faltan pocos días para el domingo 19 y el cuadro congresual apunta hacia una definición de los probables candidatos ganadores y en donde como un hoyo negro del cosmo figura el candidato a senador por el Distrito Nacional del partido oficialista. Una escogencia de dedo o acordada pero rechazada por la opinión sensata de los votantes. Y es que por su conocida trayectoria política, siempre ha sido una retranca a nombre de una honradez y sinceridad a contrapelo de la realidad dominicana. El, sino modifica su accionar de vida, sería una tropezón perjudicial para el mismo partido que decidió postularlo para el desarrollo del país. Fue una decisión por encima de la popularidad de la carismática política que contaba con todo el apoyo y simpatía de la población capitaleña.
De los legisladores la mayoría repiten y muchos de ellos son seguros ganadores por su peso económico. Pero hay otros que quizás no cuenten con respaldos fundamentales de ingresos y el apoyo de antaño del narcotráfico les haya fallado y no se apoyan en los recursos los cuales ellos como se ha visto en el pasado lo convierten en lujosas residencias en que ningún aspirante por mas honesto que sea puede atravesar ese valladar de los intereses ya maleados que arropan la actividad política en el país.