En la UASD: Anarcosindicalismo no, lumpenproletariado, sí.

<p>En la UASD: Anarcosindicalismo no, lumpenproletariado, sí.</p>

AMPARO CHANTADA
El anarcosindicalisimo es un medio de organización y un método de lucha y de acción directa de los trabajadores que tiene sus raíces en los postulados de la Primera Internacional y en los del sindicalismo revolucionario. Se inspira en fuentes esencialmente federalistas y anarquistas y con neta actuación revolucionaria y clara orientación libertaria en la práctica. Tiende constantemente a conquistar las máximas mejoras, en todos sentidos.

En contra oposición, el populismo no es un movimiento ideológico sino una desordenada movilización de masas, sin brújula doctrinal. No es en realidad una legítima expresión democrática puesto que, bajo la enseña reivindicatoria, con frecuencia lleva a los pueblos a defender posiciones objetivamente opuestas a sus intereses. En cierto sentido es la antidemocracia porque la democracia es la participación consciente y reflexiva de los pueblos en las tareas de interés general, mientras que el populismo es su intervención emocional y arremolinada, librada a las potencialidades taumatúrgicas del caudillo populista.

La “materia prima” del populismo son el subproletariado y el lumpenproletariado. El lumpenproletariado se nutre de elementos salidos de diversas clases. Es una suma muy heterogénea. No resulta exagerado decir que el populismo es una manifestación de una patología social. Una especie de síndrome, o sea un conjunto de síntomas característicos deuna enfermedad. Lo fue muy claramente en la Alemania de la primera posguerra con Hitler y en la angustiada Italia de Mussolini. A mediados de los años cuarenta en Argentina fue el fruto de la llamada “década infame” en la que campearon la frustración y la humillación individuales y colectivas.

Los populismos son muchas veces una respuesta a sociedades excluyentes y racistas. A pesar de los distintos escenarios históricos y geográficos en que han actuado, es factible establecer las características comunes a todos los populismos. Ellos presentan, en primer lugar, un fuerte liderazgo personalista y a-ideológico sustentado en caudillos cuya voluntad se impone por encima de cualquier consideración doctrinal. Suelen establecer un control corporativista sobre la sociedad y exhiben un cierto grado de nacionalismo económico. Por lo general estos caudillos tienen carisma para los grupos pobres y marginales, cuyas rebeldías y frustraciones sintonizan, Luego está la presencia activa de la masa a la que los caudillos le entregan la ilusión de “participación” y “protagonismo”. Después, la ausencia total de planteamientos ideológicos y programáticos que obren como parámetros de la acción caudillista. Finalmente, un discurso político maniqueo y exaltado, usualmente de rasgos “redentoristas”, que apela más a la emoción que a la razón y que ofrece soluciones mágicas para los problemas de la gente. Los caudillos populistas buscan siempre el “contacto directo” , desechando los métodos de representación política traditionalista, y tienden permanentemente hacia una línea autoritaria de poder.

Hábiles manipuladores de la psicología de masas, los caudillos populistas buscan siempre identificar un “enemigo del pueblo”, contra quien descargan toda la furia contenida de la masa por siglos de frustración. Esta identificación les sirve como un factor de movilización popular. Acumulan contra ese “enemigo” toda clase de reproches. En la dialéctica maniquea de estos caudillos, aquél es el culpable de todos los males del país. La des-ideologización de la sociedad dominicana, la despolitización real imperante por las campañas sistemáticas radiales y televisivas, la “compra de conciencia” de los comunicadores sociales, la cultura de la chercha generalizada en los medios de comunicación y en la cultura, la fracasada reforma universitaria que no atacó la obsolescencia del Estatuto Orgánico de la UASD por haber sido manipulado por las capas más oportunistas y trepadoras de la sociedad dominicana, la falta de institucionalidad de las asociaciones que no son gremios, llevan FAPROUASD y ASODEMU a no asumir su rol de sindicato y a promover la irracionalidad, la lucha contra un enemigo invisible, se valpulea la lucha de clase en pos de la lucha contra el rector, se promueve el vandalismo como método de lucha y lo más grave es el silencio de los que no comparten y la invisibilidad de los estudiantes, frente a problemas que les concierne. En Bertold Brecht, tienen su portavoz, así surgen las dictaduras, con el silencio cómplice de las mayorías.

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