En la Universidad APEC
“EL MADERO” ¡Materia prima de la escultura dominicana!

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La escultura es manifestación cultural  primordial y una de las categorías mayores y más atractivas del arte moderno.  En sus orígenes, además de utilitaria, su función es esencialmente ritual, mágica, religiosa. En Babilonia, Egipto, Grecia, Roma, América Prehispánica (Toltecas, Incas, Mayas) y el Renacimiento Europeo (siglos XIV-XVI), la escultura se torna elemento inseparable y complementario de la Arquitectura y el  urbanismo hasta que, entre los siglos XVII y XX, conquista su plena autonomía como forma u objeto  eminentemente estético, ornamental, decorativo  y transformador del hábitat y el paisaje social.

En sus umbrales, los soportes de la escultura son elementales y están disponibles: piedra, arcilla, madera…Desde finales del siglo XIV y XV, y durante más de cinco  siglos, florecerá el reino de  los metales:  hierro, bronce, cobre, acero, plomo, aluminio, titanio y su fascinante caudal de aleaciones. Pero, la práctica escultórica exige a los artistas habilidades creativas extraordinarias, así como gran esfuerzo físico y pleno dominio de los fundamentos del hecho plástico: médium, forma, espacio, dibujo, diseño o composición visual.

En Santo Domingo, la tradición escultórica se remonta a los Taínos/Arawacos y prevalece como manifestación importante del arte popular en la manufactura de una extraordinaria diversidad de objetos: ídolos-cemíes-, vasijas, bateas, canoas, hamacas, macutos, cestos, muebles, santos de palo y mascaras del carnaval, entre otros. Sin embargo, en las últimas tres décadas, la creatividad y la producción parecen decaer notablemente, provocando esto una inquietud critica unánime y proactiva por parte  de los propios artistas, historiadores, curadores y especialistas  en el área.

  Recientemente, esta inquietud se ha intensificado mediante la organización de diferentes exposiciones, encuentros y debates reflexivos sobre una de nuestras expresiones artísticas de más difícil o complejo desarrollo y de menor proyección, tanto a nivel nacional como internacional. Entre estas exposiciones, hay que citar la titulada “Vanguardia escultórica en la Colección Bellapart”, presentada entre los meses de junio y julio e integrada por más de 60 piezas de la autoría de Manolo Pascual (1902-1983), Luichy Martínez Richiez (1928-2005), Antonio Prats Ventós (1925-1999) y Gaspar Mario Cruz (1925-2006),  la cual nos permitió acceder a una amplia visión sobre la obra de cuatro creadores fundamentales de las artes plásticas y visuales del siglo XX en la República Dominicana.

También digna de registro por su especificidad temática y de contenido; por la cantidad de artistas incluidos y por la excelencia de la mayoría de las obras seleccionadas, resulta la exposición titulada “El Madero”. Tradición en la escultura dominicana”, compuesta por 32 tallas en madera de la autoría de 31 escultores dominicanos de distintas generaciones y la cual se presenta actualmente en la Sala de Exposiciones Temporales del Programa APEC Cultural, localizada en el Edificio Donald. J. Reid Cabral, en la Av. México con Av. Máximo Gómez.

En esta importante muestra, cuyos principales responsables a nivel organizativo son el Arq. César Iván Feris Iglesias y el artista Freddie Cabral, podemos apreciar un extracto considerable de la producción y del mismo proceso evolutivo de la escultura tradicional dominicana en el último medio siglo. Y resulta definitivamente sorprendente la lista de artífices de la talla en madera en cuyas obras se confirman la maestría y la excelencia, tales como Gaspar Mario Cruz, Luichy Martínez Richiez, Antonio Toribio, Antonio Prats Ventós, José Ramón Rotellini, Ramón Osorio, Marcelo Bermúdez, Alberto Ulloa, Ramiro Matos,  Fernando Ureña Rib, Danilo González, Freddie Cabral, Félix Paula, Andrés Araujo, Ángel Araujo, Salvador Vassallo, Juan Trinidad, Roberto Herrera y Miguel Estrella.

Asimismo, “El Madero”. Tradición en la escultura dominicana”, es una exposición colectiva cuyo principal signo distintivo es el material en que están realizadas las 32 obras que la conforman (la madera como principal materia prima de la talla directa); concebida con criterios de amplitud, inclusión y variedad en los aspectos temáticos, estilísticos o discursivos, en la que se incluyen obras de grandes maestros  fallecidos y de otros grandes exponentes activos, así como de una serie de artistas de las últimas generaciones que se destacan por su extraordinario talento y creatividad, tales como Genaro Reyes (Cayuco), Johnny Segura, Sixto Sepúlveda, Pedro Méndez, Angela Burgos, Guadalupe Casasnovas, Rafael Colón (Mangat), José Esperanza Trinidad, Miguel Domínguez, Miguel Estrella (hijo), Andrés Lantigua y Wilton de Jesús.

En la riqueza plástica del conjunto y en la singularidad formal de cada una de las obras, advertimos que para los expositores de “El Madero”. Tradición en la escultura dominicana”, la madera es una materia privilegiada que provoca su imaginación hasta el grado de llevarlos a explorar la superficialidad de sus morfologías, volúmenes, fibras, texturas y oquedades caracteristicas, así como el sugestivo potencial de su recóndita fisicidad estructural.

En sus distintos procesos creativos, estos  artistas se valen  de maderas nobles y perdurables como la caoba, el guayacán, el roble, la baitoa y otras tantas que se dan en nuestro medio. El resultado es una impresionante muestra de obras escultóricas en madera en las cuales destacan piezas figurativas y de estilos más o menos abstractos, cuya capacidad de resistencia crítica descansa en su formidable rigor de factura; en sus altos niveles de artisticidad y en el signo eminentemente identitario de sus vitales contenidos objetivos.

NACE LA UEDOM

En el proceso organizativo de “El Madero”. Tradición en la escultura dominicana”, un grupo de artistas y educadores ha constituido formalmente la Unión de Escultores Dominicanos (UEDOM). Freddie Cabral, presidente de la nueva entidad y asesor del Programa APEC Cultural, en el texto de presentación del catalogo, nos advierte que: “Por diferentes razones, la escultura parecía estar sumergida en un profundo letargo, ausente en los grandes eventos como bienales, donde anteriormente tenía una reñida participación, ahora, en la mayoría de los casos se considera desierta, el cambio tan drástico quizás ha sido provocado por frustraciones, disidencias o el paso hacia la pintura, que es más proclive a los intereses venales.

“A groso modo, sería difícil conocer la principal razón de la “crisis” por la que atraviesa, tal vez precisemos de un seminario, conclave o una profunda revisión, pero el nacimiento de la UEDOM y esta magnífica exposición, donde solamente se trabaja con maderos, demuestra de forma fehaciente que la falla no está en los escultores, que sin amparo cumplen sus deberes…Uno de los objetivos de la UEDOM es motivar a los nuevos artistas a optar por la escultura como forma de expresión y rescatar su prestigio como la categoría de las artes dominicanas que más lejos ha llegado en el plano internacional, de lo que da cuenta el nombre del escultor Luís Martínez Richiez, el primer dominicano en ganar la Bienal de París, en 1959”…

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