En la vorágine de la
insensibilidad social

En la vorágine de la<BR>insensibilidad social

En Internet circula una bella fábula de una ranita, que sumergida en el agua fría de una cacerola, no percibía de cómo poco a poco se iba calentando el agua, que hasta llegar al punta de ebullición no pudo reaccionar y murió salcochada en la misma.

La lección es aplicable a la actual situación que vive el mundo, de cómo se ha desmembrado la sociedad y sus valores tradicionales. Ahora es rendirle culto al dinero mal habido, que los narcotraficantes son héroes y que el dinero sucio compra toda clase de favores y pleitesía de sociedades que antes puritanas, eran exigentes con la reputación.

El país no es inmune a esa situación de vorágine social destructora. Vemos de cómo ningún acto de violencia, o de robo de los recursos públicos nos conturba y se admiten como normales, dándole cabida a quienes, disfrutando de una posición electiva, militar o gubernamental, saltan de la miseria a la opulencia y sostienen con sus exhibiciones de riqueza a una serie de restaurantes y sitios públicos que por sus costos solo pueden subsistir con ese despilfarro.

Como la ranita nos vamos acostumbrando a que nos van calentando el agua, que al principio era en un ambiente placentero con la sensación de serenidad y disfrutar de la tibieza del agua; por igual, sin darnos cuenta, el núcleo de sociedad, que es la familia, ya está casi desintegrada con el matrimonio perdiendo su esencia y es cosa del pasado; las uniones libres, hasta del mismo sexo, dominan el ambiente. La humanidad está penetrando en un laberinto rodeado de los nuevos valores de las bondades sociales del siglo XXI, donde la atracción del dinero supuestamente fácil que se obtiene con el tráfico de drogas, dominan las atracciones de riqueza, constituyéndose en el mayor problema social de todas las naciones.

En el país, el escándalo de hoy reemplaza el de ayer, y ya en la mañana, cuando se lee la prensa, entra a Internet, o espera los noticieros de Alicia y de Cavada en las noches es para conocer cuál es el hecho horripilante que protagonizan los antisociales, qué desfalco se ha descubierto en el Gobierno, cuántos delincuentes ha eliminado la Policía en sus profilácticos intercambios de disparos o cuál es el pueblo que está en huelga general reclamando la atención de las autoridades por sus calles y acueductos abandonados.

Estamos llegando al punto de saturación de la indiferencia ante tantos cambios de la conducta que tan solo hace 25 años no se podían imaginar. Pero hubo muchos escritores futuristas que preveían la ocurrencia de increíbles cambios sociales por el aumento de la población y de las necesidades insatisfechas.

La urgencia de trabajar de todos los miembros de una familia,  han llevado a una mayoría a la desintegración que preocupa cuando vemos cada día a más niños en las esquinas, menos escuelas para albergar a tantos de ellos o recibiendo una pésima educación proyectándonos hacia un descalabro institucional con la existencia de la efervescencia social reprimida, que estaría adormecida por la indolencia, pero el agua para salcochar a la ranita va elevándose de temperatura y podría resultar tarde para salvarnos.

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